Juventudes en Villa María a nueve años del primer “Ni Una Menos”

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Tiempo atrás, en un otoño menos álgido, Plaza Centenario se veía cómo empezaba a replicarse a nivel local una de las manifestaciones feministas más importantes de nuestro país: el Ni Una Menos.

Las juventudes de mujeres y diversidades que, por aquel entonces, encabezaban las marchas con las caras llenas de brillos y los pañuelos verdes en alto, resisten hoy con la misma complicidad pero al son de nuevos cánticos.

Bajo las consignas “Con odio y hambre no hay libertad” y “El hambre es violencia”, este 3 de junio la Asamblea Transfeminista de Villa María-Villa Nueva convocó a recolectar alimentos para comedores de la ciudad. El homenaje a las víctimas del triple lesbicidio en Barracas y la memoria de Norita Cortiñas fueron el corazón de la marcha.

“Yo soy tu abuela, soy tu mamá, ¡no soy la casta yo me quiero jubilar!”

“Este año, nos toca un gobierno nacional que no sólo ha desfinanciado las políticas de género sino que ha logrado un mayor empobrecimiento de las mujeres, tanto en el sector informal como formal: las y los docentes universitarios hoy estamos cobrando 120 mil pesos de bolsillo”, expresa Jimena Loza (33), docente y Subsecretaria de Género, Diversidades y Derechos Humanos del gremio universitario ADIUVIM (Docentes e Investigadores de la UNVM).

Jimena explica, además, que una gran parte de los hogares del país son monoparentales con mujeres a cargo. Hay un cuadro de situación de violencia “por todos los frentes”, dice, y agrega: “se suman a la violencia económica, la violencia institucional y la desprotección que tenemos en cuanto a la violencia de género, ya que, por ejemplo, una de las políticas más efectivas y federales, la línea 144, tuvo un desfinanciamiento de casi el 78 %”.

“Con mujeres que caminan pa’delante y la justicia que camina para atrás”

Cerca de las seis de la tarde, la concurrencia se hace mayor en la plaza. Es lunes. Los micrófonos se encienden, mientras sobre la fuente, trabajadoras del Programa de Género y Sexualidades de la UNVM colocan carteles con los nombres y las historias de víctimas de femicidios en la región.

Julia Ferreras Chiavenato (24) y Flavia Cipolat (33) están paradas junto a los parlantes. Conversan entre un grupo de otras chicas que se comparten un mate mientras parece que repasan detalles, lecturas que se harán después.

“Siempre en contexto de crisis económica-política, los derechos de las mujeres y diversidades se ponen en discusión. El lesbicidio ocurrido no es un hecho aislado, tiene que ver con un correlato de odio y violencia por parte del Estado mismo. Hoy marchamos para intensificar nuestros reclamos”, dice Flavia.

Julia comenta: “Como juventud creo que es fundamental que estemos presentes en esta marcha y en todas las manifestaciones, más que nada porque somos el presente y el futuro”. Julia estudió Diseño de Indumentaria en “Bellas Artes” y Flavia estudia Sociología en la UNVM. La Cámpora Villa María es uno de los espacios de militancia que las encuentra.

El feminismo en las aulas

Federica Perassi (20) se presenta como parte de La Cámpora pero también como integrante de la cooperativa Las Violetas del barrio Las Acacias. Cursa el último año de la Tecnicatura Superior en Laboratorio de Análisis Clínicos, en el Instituto Superior Víctor Mercante (el terciario de la Biblioteca Bernardino Rivadavia).

Su acercamiento al feminismo viene de su familia, de su hermana en particular, y de sus amigas. En su terciario no suele hablarse de política o feminismo, “todavía no es un lugar donde se expresen estas ideas o se habiliten espacios de debate”, dice.

Jade Gómez Díaz (19) cursa el segundo año del Profesorado de Matemáticas en la UNVM. Su primera marcha feminista fue la del 8M de este año y, desde hace poco, forma parte de Brote, el Centro de Estudiantes de Humanas (UNVM).

“Vengo de una ciudad chiquita, Marcos Juárez, y pienso que la Uni de alguna manera te da pie, te invita a todo esto que es tan importante, el encuentro y la visibilización de cosas que, por ejemplo yo, no estaba acostumbrada a ver”, comenta.

Hijas e hijos del Cordobazo

A 55 años del Cordobazo, Jimena destaca: “Hay un retorno al individualismo que justamente atenta contra esta vocación del asociativismo y la lucha colectiva, lo estamos viendo en la pérdida de fuerza de las manifestaciones en las calles”.

Agrega: “Como docentes, tenemos que hablar más de la importancia histórica que ha tenido la calle. Ningún gobierno le regaló a los trabajadores o a los estudiantes ningún derecho, todos se han conseguido porque en la calle los temas se ponen en agenda, entonces me parece que es importante trabajar y recuperar esta idea de que unidos somos mucho más fuertes”.

Sobre el rol de las y los estudiantes, Camila Felipe (26) destaca: “Yo sí he vivido un movimiento estudiantil del 2019 muy activo, pero después del gobierno de Mauricio Macri y de la pandemia, me parece que asistimos a la fragmentación de eso, nos encontramos con un movimiento estudiantil que ya no sólo era militante, sino trabajador sobre todas las cosas”.

La joven, estudiante de la licenciatura en Lengua y Literatura de la UNVM e integrante de Brote, agrega: “Esto claramente no deja de ser una conquista del capitalismo. Aún así, debemos insistir en construir una identidad de universitarios y ciudadanos que pertenecen a la historia de un país, de un pueblo”.

Nietas y nietos de Norita Cortiñas

El jueves 30 de mayo nos enterábamos del fallecimiento de la cofundadora de Madres de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas. Su memoria se hizo presente en las marchas de este 3J en todo el país.

“Norita representa la ternura dentro del grupo de las Madres, todas las historias que hay en relación a ella realmente desbordan eso y dan cuenta de cómo pudo transformar tanto dolor en lucha colectiva para sanar la herida de todo un pueblo”, dice Camila.

“Creo que la enseñanza que las Madres nos dejan es la de animarnos a ser protagonistas de la historia, a construir con otros en estos tiempos en los que la individualidad reina y parece ser el camino indicado para llegar a ser exitosos en la vida… porque ¿de qué nos sirve el éxito individual si tenemos un país donde nos quitan los derechos, un país contaminado, donde la gente no puede acceder al alimento o a la vivienda?, expresa.

“¿Un Arroz con leche?”

La marcha se detiene sobre la calle luego de dar una vuelta alrededor de la plaza. ¿Cantamos un Arroz con leche?, se escucha que alguien grita y corriendo en ronda, tomadas de las manos, empiezan: Arroz con leche, yo quiero abortar, en condiciones dignas y en cualquier lugar, con Misoprostol, con intervención, de la forma que quiera, es mi decisión.

Un auto de Seguridad Ciudadana se detiene también y un personal baja con el celular en la mano. ¡Están sacando fotos!, se murmura. Del otro lado, alguien dice: ¡es el nuevo protocolo!

“Las juventudes y las mujeres somos las que estamos acá poniendo el cuerpo contra la violencia, el hambre. Ponemos el cuerpo también a la organización de estas marchas, no sólo las feministas, sino en todas las marchas de este último tiempo, porque sabemos lo que pasa en los barrios, lo vemos todos los días y acá en las calles vamos a seguir”, expresa Federica.

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