Escribe: Vanesa Delgado (Lic. en Psicopedagogía. UNVM 2016; Esp. en Docencia Universitaria. UNVM 2022). Docente de Nivel Superior. Mentoría psicopedagógica para estudiantes en formación. Clínica Psicopedagógica en niños y adolescentes).

En conmemoración al Día Internacional de la Salud Mental (10 de octubre) el presente artículo es un breve escrito que pretende visibilizar la Salud Mental como una parte fundamental del bienestar general y ahondar en su posible vinculación con el aprendizaje humano.
¿De qué hablamos cuándo nos referimos al concepto de Salud Mental?
En principio, es importante que conceptualicemos el término de Salud Mental. De acuerdo a la Dirección Nacional de Abordaje Integral de la Salud Mental se lo define de la siguiente manera: “La salud mental es el bienestar emocional, psíquico y social que permite llevar adelante los desafíos de la propia vida y de la comunidad en la que vivimos”.
Definiendo el aprendizaje humano…
Existen diversos paradigmas que explican el aprendizaje desde diferentes construcciones teóricas, a los fines del presente escrito se tomarán algunas ideas relevantes respecto a que es APRENDER. Sin dudas es un proceso psicológico y neuro biológico por el cual la persona va incorporando «in (hacia el interior) – corpus (que significa cuerpo)» habilidades, conocimientos, valores, etc.
El ser humano aprende ininterrumpidamente desde su nacimiento en adelante en interacción con otros. Este devenir que se da mediante la experiencia y el lugar activo del aprendiente implica una modificación conductual y una reconstrucción interna.
¿Qué procesos mentales están implicados en el aprendizaje?
La percepción, la atención, el pensamiento, la memoria, el lenguaje, la motivación, etc. Estos principales procesos nos permiten desarrollar el entendimiento, la comprensión, la construcción de significados, la reflexión, el análisis de la información, la organización y estructuración de ideas.
Ahora bien, qué sucede cuando la aventura del conocimiento y el aprendizaje (como dice Dolina) se tropieza con dificultades de salud mental en el estudiante. Para llevar adelante los sobresaltos del proceso de aprendizaje es necesario e imprescindible que el aprendiente disponga de un “adecuado” bienestar psíquico. La evidencia científica demuestra que el estrés crónico o la ansiedad afectan directamente a la atención y la memoria de trabajo, los procesos clave para la construcción de nuevos significados.
Entonces por qué a veces caemos en la trampa de creer que sólo faltan más horas de estudio descartando la revisión de los hábitos saludables: sueño, alimentación, actividad física, vida social y del bienestar emocional que son los pilares de la función cognitiva. Claro que una nueva adquisición implica tiempo, esfuerzo, repetición y uso de estrategias de aprendizaje eficaces, entre otros factores, pero es importante pensar y observar en la persona que se encuentra en situación de aprendizaje.
“Encontrar belleza en este caos es virtud…” (Gustavo Cerati)
En ocasiones, el aprendizaje puede presentar dificultades y un poco de confusión, a mi criterio es esperable que así suceda, ya que es propio de la modificación estructural que implica aprender. Sin embargo, es posible y valioso hallar la belleza de hacer propio algo nuevo, transformando el caos en algo enriquecedor.
Aprender es hermoso y es saludable ya que posibilita el bienestar, la autonomía y mejora el autoconcepto. ¿Quién no se siente bien consigo mismo cuando aprende algo nuevo? Como decía Jorge Visca “lo único que tenemos es la salud psíquica y la capacidad de aprender”. No desperdiciemos esa inmensa capacidad.
Fuentes consultadas:
Ministerio de Salud. Dirección Nacional de Abordaje Integral de Salud Mental. Salud mental.
Dolina Alejandro. (2007). “La aventura del conocimiento y el aprendizaje” (Editorial Planeta).
Visca Jorge (1999). “El esquema evolutivo del aprendizaje” (Visca Ediciones).
María Vega (2014). “Relación entre memoria de trabajo, estrés percibido y conciencia plena”. Universidad Internacional de La Rioja.