El oficio docente hoy: “Somos constructores de experiencias pedagógicas”

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En el marco de la primera jornada de estudio denominada “Los desafíos de la escuela y la formación docente hoy”, que organiza el Instituto Superior de Estudios Pedagógicos del Ministerio de Educación de la provincia de Córdoba, tuvo lugar una mesa de diálogo sobre “Enseñanza y enseñanzas: desafíos del oficio hoy” con la participación de Andrea Alliaud.

La especialista es doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad de Buenos Aires, magíster en Ciencias Sociales y Educación por la FLACSO. Actualmente se desempeña como profesora adjunta del Departamento de Ciencias de la Educación y directora de proyectos de investigación en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

En una disertación, acompañada por preguntas de Paulina Morello y Paola Roldán, la especialista abordó “como las transformaciones que estamos viviendo en esta etapa de la modernidad impactan en las instituciones, en los sujetos, en la manera de vincularnos y relacionarnos con los conocimientos, en el saber y en la cultura, en el aprender y enseñar”.

Al inicio, definió a este presente como cambiado y cambiante, en proceso continuo de transformación, con sujetos constituidos por dispositivos y determinadas herramientas que impregnan la cotidianeidad.

Alliaud habla de, primero, una época marcada por el inicio de internet y como hace posible el acceso a la información: “Los docentes éramos depositarios del saber y cultura. ¿Qué pasa cuando podemos acceder a los conocimientos mas allá de la escuela? Esto con un movimiento que tiende a que desaparezca el docente como mediador, entre los valores universales y sujetos particulares. Estamos viviendo una época de la perdida de monopolio del saber”.

Y, luego, marca la época de las apps, las redes sociales y los smartphones: “Una transformación digital. Nuestra experiencia aquí se ve atravesada por todo lo que pasa con la socialización y el acceso a nuevos vínculos. Hay ligereza, superficialidad, sensación de libertad, todo va a contramano de una lógica escolar que está regida por el libro, con una dinámica que aspira a la profundidad y a la linealidad. Esto es lo que nos pasa en la escuela con estos artefactos, intermediaciones y subjetividades”.

La disolución de lo común

La especialista plantea como en una “era del individualismo tirano, lo común tiende a diluirse y cuesta más construir y mantener vínculos y lazos duraderos. Yo me preguntaba cómo esto afecta la disolución de lo común, pensando en la escuela, lo colectivo, como convivimos con esta exacerbación de los individualismos y habitar la escuela como un espacio común y que es necesario para que lo común acontezca. Esto nos hace volver a pensar y reponer nuestras acciones y decisiones”.

En este sentido, remarca que hacer escuela y enseñar es una “apuesta esperanzadora” de la escuela. “Enseñar hoy se ha complejizado, tenemos nuevos desafíos que como docentes tenemos que saber y poder afrontar para que la enseñanza no se interrumpa, para saber y poder formar docentes para trabajar en esas escuelas. Es importante tener en cuenta estas contradicciones para seguir formando”, explica.

“Enseñar tiene cada vez más que ver con un acto de producción, de creación, de innovación”

Entonces, ¿Qué implica hoy enseñar? “Saber y poder enseñar implica crear las mejores condiciones para que todos y todas puedan aprender, para que el derecho a la educación no quede como enunciado en una consigna y esto tiene que ver con las acciones cotidianas de las instituciones. Por eso decimos que enseñar en las escuelas hoy no puede entenderse como la aplicación, no es aplicar, bajar lo que uno planificó o aprendió en el profesorado, aquello que esta prescripto en el curriculum al aula. Por más que queramos enseñar como nos enseñaron, la realidad nos va a mostrar otra cosa. Va a hacer que la enseñanza se interrumpa”.

Y sigue: “Esa concepción aplicacionista con la que muchas veces enseñamos o formamos ya no tiene vigencia dada la complejidad de las escenas escolares que afrontamos en el presente. Enseñar hoy tiene cada vez más que ver con un acto de producción, de creación, de innovación, de invención, de enseñanzas. Otras formas de enseñar son posibles. Como docentes creadores y productores tendremos que recrear enseñanzas para que el aprendizaje tenga oportunidades de suceder, tiene que haber un sujeto activo”.

Implica también “como artesanos ir probando y experimentando enseñanzas que ya no son homogéneas, estereotipadas, si no como enseñanzas dedicadas a los estudiantes con quienes nos toque trabajar. Es un desafío es afrontar la enseñanza como un acto creativo, innovador, productivo”.

La necesidad de pensar lo colectivo

Otro aspecto que destaca Alliaud es lo colectivo, transcender la individualidad. “No se puede entender al maestro solo con los alumnos en el aula. El trabajo colectivo y colaborativo aparece como una necesidad. Tiene que ver haber prueba, experimentación, creación. La institución escolar cobra más protagonismo”.

“La institución como colectivo, los problemas individuales deben ser tomados como problemáticas comunes para pensar alternativas, lo que enriquece al conjunto. La escuela ya no es solo el lugar de trabajo docente si no que implica que en esos espacios también se produzca la formación de los docentes porque está situado, porque se desarrolla en función de los temas y problemas presentes”.

El oficio docente es un oficio a construir: “Somos constructores de experiencias”

La especialista dice que es necesario “poner en dialogo conocimientos especializados con situaciones de enseñanza. Muchas veces seguimos teniendo la división entre los conocimientos específicos y las prácticas. No se produce un dialogo entre conocimientos disciplinarios y pedagógicos. Necesitamos mantener y abrir los espacios de este dialogo constante. Si pretendemos aplicar enseñanzas estereotipadas no le sirve a quienes están en situación de aprender, ni a la sociedad ni a uno mismo”.

El oficio docente es un oficio a construir. “Somos constructores de experiencias donde la enseñanza forma parte de experiencias pedagógicas. Antes en la escuela de la modernidad, de la que somos herederos, yo decía con un plan de estudio, con un curriculum y un reglamento bastaba. Había una regulación impersonal basada en principios, en documentaciones, objetivamente que regulaba nuestras acciones y decisiones. También sostenía nuestros vínculos. Hoy por hoy los sujetos somos constructores de nuestra propia experiencia, si bien la escuela conserva la misma gramática, tiene otros desafíos”.

Sin embargo, dice “esta escuela llama a que todos y todas ingresen, permanezcan y aprendan, pero sigue siendo la misma escuela meritocrática, graduada, que nos pide evaluar, el boletín. Entonces ahí se ve la complejización de nuestro oficio. Quizás la manera de actuar que estaban siendo vigentes hoy no tienen asidero”.

Los vínculos entre docentes y estudiantes

Alliaud menciona que a los vínculos hay que construirlos: “Los alumnos no nos van a respetar solo porque somos la docente, hay que construir los vínculos. El vínculo pedagógico, es un vínculo mediado por porciones del saber y la cultura y hay que reconstruirlo, mantenerlo y renovarlo. Es el vínculo que se renueva mientras se enseña y tiene que ver con que enseño y cómo lo hago”.

“En el presente este vínculo exige reciprocidad, entonces también tiene que haber un respeto hacia esas personas que pretendes formar, educar, transformar. Los jóvenes exigen esta reciprocidad y democratización por sus saberes. Si lo que yo hago está dedicado a esos sujetos que están en situación de aprender, a veces tiene que ver con cómo presento esas porciones del saber y de la cultura, con cómo desarrollo de manera de interesar, convocar, de tentar. Esto es volver a nuestro oficio”.

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