En septiembre de 2022 el Instituto de Capacitación e Investigación de los Educadores de Córdoba (ICIEC-UEPC), la Universidad Pedagógica Nacional y el Municipio de Pilar organizaron la Jornada por el Derecho a la Educación, en la que se desarrolló el panel: “Desigualdades educativas y educación de calidad”.
Desde sus diversos recorridos políticos, institucionales y académicos, Cora Steinberg, Nora Gluz, Gabriel Brener y Gonzalo Gutiérrez analizaron diversos aspectos de la construcción del derecho de acceso de las y los jóvenes a la escuela, de las obligaciones del Estado como garante de este derecho y de otros asociados como la apropiación del conocimiento, la calidad de la educación y la terminalidad educativa.
Logros de la educación argentina en el siglo XXI
Buena parte de las exposiciones se concentraron en las transformaciones del nivel secundario en los últimos años. Este nivel del sistema educativo argentino muestra tasas altas de inclusión para los valores promedio de la región y tiende cada vez más hacia la cobertura universal.
Para las y los expositores, lograr esto no solo implicó que el Estado sostuviera y mejorara las condiciones materiales de vida para las familias cuyos jóvenes habían quedado excluidas y excluidos durante décadas de algunos niveles del sistema educativo. También requirió que las escuelas se transformaran, diversificaran sus formatos, generaran nuevos arreglos institucionales y modificaran profundamente sus prácticas pedagógicas.
Sin embargo, también señalaron con preocupación la difusión de los diagnósticos descontextualizados de un sistema educativo en crisis y franca decadencia en la opinión pública.
La escuela es el lugar seguro y cuidado para jóvenes
Sobre esto, las y los expositores puntualizaron: “Si hoy podemos discutir los problemas de la calidad y el aprendizaje es porque hemos construido un consenso firme en torno a que la escuela es el lugar seguro y cuidado para que las y los jóvenes habiten, y que es el espacio fundamental para construir aprendizajes significativos. Es en la escuela y es para todos”.
Algunos expositores consideraron necesario manifestar que previo a la llegada de la pandemia Covid-19, los resultados educativos, tanto a nivel de tendencias del sistema como a nivel de aprendizajes, habían comenzado a mostrar mejoras.
Ahora bien, si la pandemia no generó aún más rupturas y brechas es porque escuela y docentes mostraron un gran trabajo y esfuerzo por sostener los lazos humanos y pedagógicos en el marco de una crisis mundial sin precedentes en las últimas décadas.
Desafíos futuros de la educación argentina con perspectiva de igualdad
A la hora de construir lineamientos y miradas sobre el futuro, aparecieron con mayor claridad los matices en cuanto a los distintos niveles del sistema. A diferencia de los niveles primario y secundario, e incluso del inicial, la sala de 3 y el jardín maternal todavía tienen cuotas muy bajas de cobertura y generan desigualdades al inicio de los trayectos escolares.
Por otra parte, si bien la cobertura en el nivel secundario es alta, todavía existe un núcleo duro de jóvenes excluidas y excluidos del sistema educativo.
“No es responsabilidad de las familias ni de las y los individuos incluir a las juventudes que tienen vulnerado su derecho a la educación, sino que es el Estado quien debe garantizar ese acceso que aún hoy nos falta”, indicaron.
Entrada, salida y terminalidad educativa
Las trayectorias de entrada y salida y la falta de oferta educativa en algunos espacios complejizan la tarea de garantizar aprendizajes significativos en el paso por la escuela.
En este sentido, muchos expositores volvieron sobre la idea de que garantizar también el acceso al conocimiento y la calidad de los aprendizajes aparecen como desafíos primordiales a futuro para posibilitar la construcción de proyectos de vida y el ejercicio de la ciudadanía entre las y los estudiantes.
Por ello, se marcó también la necesidad de superar y trascender los diagnósticos que han asociado exclusivamente la baja calidad y rendimiento educativos con las condiciones de pobreza (ocluyendo la mirada sobre las desigualdades). Esto ha generado intervenciones fragmentadas y, por momentos, procesos de estigmatización que redoblan y reproducen las desigualdades educativas.
Finalmente, recuperaron también la dimensión de la tasa de terminalidad como un eje fundamental de trabajo a futuro.
Los participantes del panel acordaron que buena parte de las desigualdades de cobertura y desempeño escolar se explican por las desigualdades socioeconómicas de origen. Es un objeto de debate fundamental qué puede y qué no puede hacer la escuela en este ámbito de acción.
La educación necesita más tiempo y más espacio
En el panel manifestaron enfáticamente que hacen falta más escuelas, con más docentes, más tiempo de trabajo interdisciplinario y orientación a los intereses del territorio.
En pocas palabras, la educación necesita más espacio y más tiempo. No se trata solamente de un modelo de sociedad desigual y repleto de tensiones, sino también de un modelo pedagógico con sus propias contradicciones.
En este aspecto mostraron hasta qué punto es necesario volver sobre un piso común mínimo de aprendizajes, un currículum minimalista, que permita disminuir la heterogeneidad en la enseñanza y construir gradualmente un modelo de trabajo y una organización laboral acorde al modelo pedagógico con perspectiva de igualdad.
En este sentido, algunos expositores señalaron como fundamental el debate por definir los focos o núcleos de evaluación que necesitamos: si apostamos por darle peso a contenidos curriculares y transversales como ESI, esto no debería quedar fuera de lo que evaluamos.
También señalaron la necesidad de saber más sobre la composición de nuestro cuerpo docente: las evaluaciones estandarizadas se aplican año a año pero hace casi una década que no relevamos un censo docente.
Esta información resultaría valiosa para definir campos de actuación e intervención crítica en formación, pero también en la posibilidad de conocer las condiciones de trabajo, formación y experiencias pedagógicas de quienes sostienen la vida cotidiana de las escuelas.
Las exposiciones confluyeron en un modelo de política educativa que necesita basarse en la protección de la inversión educativa estatal, en el crecimiento de la producción y distribución de materiales para la enseñanza y en la generación de evidencia y monitoreo de la educación, pero orientada con claridad a los intereses y necesidades de los protagonistas en la escuela.