Desde el año 2008, la Universidad Nacional Villa María (UNVM) cuenta con residencias universitarias. Una política socioeconómica que busca garantizar no sólo el ingreso sino la permanencia y el egreso de estudiantes.
Villa María Educativa conversa con alumnos y un Nodocente a cargo de este espacio ubicado en el Campus de la casa de altos estudios.
“Un logro de generaciones”
“En mi familia, voy a ser la primera graduada universitaria y esto no sólo es emocionante para mí, sino que es un logro de generaciones”, cuenta Brenda (21). Su historia, como la de muchos, parece hablarnos de la potencia de la gratuidad universitaria, una vez más.
“Mi mamá tiene la secundaria completa, después no pudo estudiar algo más. Mi viejo tuvo que dejar la secundaria para cuidar su casa cuando era adolescente. Tampoco mis abuelos o mis tíos tienen una carrera”, agrega.

Brenda es oriunda de Marcos Juárez. Estudia Diseño y Producción Audiovisual en la UNVM y hace poco más de tres años vive en las residencias ubicadas en el Campus. Dice que antes de enterarse de la posibilidad de vivir allí estuvo a punto de abandonar la carrera. Ahora le falta poco para recibir su título intermedio de técnica.
“Yo empecé a viajar con el Boleto Educativo Gratuito, pero como la distancia es mayor a 100 kilómetros, no tenía todos los viajes cubiertos. Me acuerdo que con lo que cobraba de la beca Progresar me alcanzaba para una parte de los pasajes. También mis viejos me ayudaban hasta que llegó un momento en que ya no pude viajar todos los días”, dice.
“Yo quería aprender”
Felipe (24) viene de una familia en constante movimiento, dueña de un parque de diversiones. “Yo soy de Santiago del Estero -dice-, pero nací en Las Rosas, Santa Fe”. Durante la pandemia, cuando el parque y todos no podíamos sino quedarnos en un solo lugar, Felipe comenzó a cursar Medicina en la UNVM de manera virtual.
“No me veía continuando con el tema del parque. Yo quería hacer algo más, quería aprender. Una de las cosas más interesantes para mí siempre fue el tema de la salud del cuerpo humano”, comenta.

En su familia, Felipe también es el primer estudiante universitario. Hace no mucho tiempo, su papá le confesó que alguna vez él también hubiera querido estudiar medicina.
“Mi papá nació en un parque, igual que yo, el parque de mis abuelos. Él terminó la primaria, pero no el secundario. Y después cuando cumplió 18, que ya legalmente podía manejar y andar solo, agarró un par de máquinas de mi abuelo y se fue por su propia cuenta. Luego el parque creció, creció, creció y ahora es el parque que tenemos nosotros”, cuenta.
Las residencias del Campus
Cuando la pandemia terminó y las clases volvieron a la presencialidad, Felipe tuvo que buscar un lugar donde vivir para continuar estudiando. Ya durante el cursillo de ingreso necesitó alojarse en una pensión.
“Yo ahí tenía mi propia habitación -cuenta-, pero la casa era compartida con otras personas. Había un solo estudiante, el otro hombre hacía changas, otro era un jubilado, el otro hacía no sé qué, pero tenía plata. Todos los fines de semana había joda, música, era otro ambiente. Así que el tema de las residencias me vino al pelo”.
Felipe es estudiante avanzado de su carrera y, aunque ya no vive en las residencias, menciona: “Ahí todos estábamos en la misma, todos éramos estudiantes de afuera, así que la verdad es que fue un golazo para mí. En términos económicos ni hablar, el precio era completamente irrisorio, no había comparación”.
Breve historia de “las resis”
Carlos Jacobi trabaja en el departamento de becas de la Secretaría de Bienestar de la UNVM desde el 2013. Es quien está a cargo de las residencias universitarias. “Soy un nexo entre la Secretaría y los estudiantes”, dice.
Y cuenta: “En el 2008 se hizo la primera prueba de residencias universitarias. Se construyeron ocho viviendas para gente que venía de la zona de influencia. Sabemos que se crea la universidad porque había un gran interés en este punto geográfico. Había muchos municipios que tenían la necesidad de que las personas de su pueblo pudieran comenzar su actividad universitaria”.

“Las primeras personas que las habitaron pertenecían a la zona de influencia, de una distancia de más de 50 kilómetros, y a través de un convenio que había con el Club Argentino de Servicios, estudiantes que venían de diferentes provincias como Misiones, Catamarca, Salta y Jujuy fueron los primeros residentes”, añade.
En la actualidad, son 24 las residencias construidas. El alquiler “simbólico” que se paga por vivir en ellas es de 30.000 pesos. Jacobi explica: “En los últimos dos o tres años, donde la inflación se disparó un montón, se pasó de 2.500 pesos a 10.000. Hoy eso se ha triplicado, pero si se compara con otros alquileres de Villa María, el costo sigue siendo bajo”.
Algunas opiniones políticas
“Yo tengo un pensamiento de derecha. Estoy a favor del presidente, hoy en día, y siento que con él vamos a tener un futuro mejor”, dice Brenda al ser consultada sobre su opinión acerca del contexto de las universidades.
“No pienso que la universidad pública esté en peligro, porque puede ser que nos hayan hecho un recorte de presupuesto, que eso se ve muchísimo, yo lo veo en las residencias, por ejemplo, con el tema del pasto o con las instalaciones”, comenta.
Luego, añade: “Aún así, no siento que la universidad esté en peligro, porque es algo que ya está establecido. Siento que el presidente me da tranquilidad, porque en lo poco que está en su mandato ha hecho muchísimas cosas y son cosas que se han visto”.
Felipe, por su parte, dice: “A mí me gusta tener un pensamiento más crítico. No pienso que las cosas sean blanco y negro. Pero yo no soy politólogo, no soy economista, o sea, si me preguntan cosas médicas, respondo cosas médicas”. Felipe también alcanza a contar que forma parte de Brote, el centro de estudiantes de Humanas de la UNVM.
Una universidad para todos
Sobre los comentarios anteriores, Jacobi añade: “En el año 2023, con las elecciones, nos hicimos un replanteo en cuanto al perfil de estudiantes que teníamos. Creo que también tenemos que charlar de estas cosas con ellos, porque una universidad pública se sostiene con el dinero que aporta toda la comunidad y sin presupuesto no puede funcionar”.
“Políticas como el comedor, la residencia, la salud, como todo lo que garantiza Bienestar, se van a ir perdiendo si se sostiene este tipo de políticas que fomenta el gobierno”, menciona.
Y agrega: “En estos 30 años de la UNVM, se han cambiado realidades, se han transformado comunidades. Puertas adentro y puertas afuera hay que defender la universidad para que en un futuro siga siendo como fue siempre: para todos”.