Abuso sexual infantil: ¿Qué pasa en las escuelas de Córdoba?

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Según la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 varones han declarado haber sufrido abusos sexuales durante su infancia. Un estudio de UNICEF estima que más de 1 de cada 10 niñas sufrieron abuso sexual en su infancia. El abuso sexual representa una problemática que afecta fuertemente a la niñez y la adolescencia en todo el mundo.

¿Qué pasa en las escuelas? Actualmente, en Villa María y la zona, se investigan dos presuntos hechos de abuso sexual en escuelas: en el IPEA de Bell Ville y los que vinculan al docente Diego Fuente.

“Yo como docente, cada vez que entro a un curso, tengo muy presente que de un curso de 30 estudiantes es probable que 6 de mis estudiantes mujeres hayan pasado por alguna experiencia de abuso y uno de cada 13 varones también. Ser conscientes de que varios de ellos pueden haber sido víctimas, ser sobrevivientes de abuso o que pronto pueden pasar por esa experiencia creo que es el primer paso de una escuela para abrirse a trabajar con esta problemática”, dice Florencia Bianco, madre protectora, docente e integrante de organizaciones que trabajan con el abuso sexual infantil y formarán parte de la “Mesa Nacional Contra el Abuso Sexual a Infancias y Adolescencias” que se realizará en Córdoba.

Desandar la imagen del abusador

Cuando se avanza con esta problemática, es necesario desandar la imagen que se construye sobre el abusador. Y pensar que también puede estar presente en las escuelas. Sobre esto, dice Bianco: “Estamos hablando de que hay una cultura de la pedofilia y una cultura de la violación que últimamente está teniendo un poco más de visibilidad a partir de personas famosas que denuncian y que demuestran que los abusadores no son monstruos que esperan escondidos atrás de un arbusto, en una plaza oscura, sino que son personas que están totalmente integradas a la sociedad”.

Y explica: “Son personas que en general parecen muy simpáticas, muy empáticas, muy amorosas y justamente es la cara que dan a conocer de su personalidad que después les va a servir para encubrir las violaciones a derechos que cometen. Así que creo que hay que partir de esa conciencia de que estamos rodeados por estas personas. No es que haya abusadores en todas las escuelas, pero hay que estar atentas porque no es un monstruo, sino que están bien mimetizados y justamente buscan las escuelas para trabajar porque son espacios de contacto con infancias y adolescencias”.

Un sistema judicial y de garantías “bastante débil”

En Córdoba, las y los docentes deben presentar un certificado en las escuelas que muestre constancia de que no tienen antecedentes de abuso sexual. Pero la docente detalla que “esto es algo muy precario”. ¿Por qué? “Porque en Córdoba solamente 3 de cada 100 denuncias de abuso llegan a un juicio y solo una de cada 100 causas que llegan a juicio llegan a tener una condena favorable para quien fue la víctima del abuso. Es decir que el sistema de garantía de derechos de infancias y adolescencias es bastante débil”.

En este sentido, son las mamás las que llegan a la Justicia para denunciar casos de abuso sexual infantil y, en muchos casos, no son oídas. Entonces, son pocos los abusadores que pueden llegar a tener un certificado que dé cuenta de ese abuso.

“Con esto quiero poner en evidencia que hay una falencia muy grande del Poder Judicial. Hay una total sordera ante los testimonios de las infancias y de las madres que las acompañan. La mayoría de los denunciados por abuso están libres y no hay certificado de denuncia sino solo ante la culpabilidad encontrada por la Justicia. Así que también ahí tenemos un gravísimo problema porque la escuela no se encuentra separada, escindida del resto de las instituciones sociales, y de allí que esta gran falencia en la Justicia afecta a toda la sociedad y también y especialmente a las escuelas porque es donde se encuentran las infancias y las adolescencias”, dice Bianco.

¿Cuáles son los desafíos del sistema educativo? ¿Cómo convertirse en un espacio de prevención y detección de abusos?

Para la docente es imprescindible que la escuela se forme en Educación Sexual Integral y que asuma una perspectiva de derechos y cuidados de infancias y adolescencias: “Sólo así podrá dar espacio a que las infancias se sientan oídas, se sientan escuchadas, se sientan sujetos de derechos para contar si sufren alguna vulneración tanto dentro como fuera de la escuela”.

Además, destaca que es importante que cuándo las escuelas reciban una denuncia de abuso de alguno de sus docentes no la oculten, sino que hagan llegar esa información a las familias. “Un abusador cuando está en una escuela no violenta sólo a un niñe o a un adolescente, sino que lo hace obviamente sobre una mayor cantidad de sujetos. Las consecuencias se prolongan durante años y son peores si, cuando ese niño o ese joven recurre a quien está encargado de garantizar sus derechos, no lo hace. Eso implica no sólo ser víctima de un violento, sino ser víctima de una sociedad que lo vuelve a violentar constantemente”, afirma.

En Córdoba, el Ministerio de Educación elaboró en 2014 un protocolo de actuación para las escuelas ante casos de abusos. Pero ya estaría trabajando en una nueva herramienta para implementar en los próximos años.   

Sin embargo, dice Bianco, se deja en la escuela “la única obligación de hacer una denuncia ante los organismos correspondientes, esto es SENAF o bien las fiscalías que correspondan y también informar al Ministerio de Educación. No se tiene en cuenta el tratamiento que reciben estas infancias y adolescencias en el Poder Judicial o en la SENAF en Córdoba, cosa que conocemos muy bien acompañando a muchas víctimas de estas violencias”.

“No se tiene en cuenta ningún tipo de seguimiento del estudiante, de contención del estudiante y de su familia, tampoco se tiene en cuenta que, si el abusador se encuentra dentro de la escuela, qué hacer con ese docente denunciado. Entonces, hasta que el Ministerio de Educación no interviene para apartar ese docente o, lo que ocurre en muchos casos, cambiarlo de establecimiento educativo o asignarle una función administrativa dentro del Ministerio, todo queda en un estado de descuido bastante preocupante y que no hace más que revictimizar a niños, niñas y adolescentes”.

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