Álbum “Suite de las emociones”: folclore para infancias sin apuro

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Hay otro tiempo posible en las canciones, un tiempo distinto. Eso parecen decirnos Eugenia “Popi” Lauría y Pablo Vélez en Suite de las emociones (2024), un disco de seis canciones y “una de yapa” que invita a las infancias y sus familias a escuchar, cantar y bailar al compás de ritmos folclóricos argentinos.

Popi y Pablo llevan más de diez años compartiendo escenario. Suite es su primer proyecto musical vinculado a la infancia y, según cuentan, surgió “por casualidad” mientras se desempeñaban como talleristas del programa cultural Ser Arte y Parte (hoy Instituto Municipal de las Artes).

En un mundo poco amigo de las pausas, el disco traza un camino sonoro con letras que, ambos comentan, son un convite a “detenerse” y “prestar más atención”. Sobre estas canciones a las que Popi les dio su voz, Pablo dice: “El proyecto también fue una apuesta a escribir para el niño que fui yo”.

Aquello que insiste

De su propia niñez, Pablo recuerda la música de los vinilos escuchados muchas veces, un piano desafinado en su casa, la guitarra de su padre, juntadas familiares donde no faltaban las guitarreadas aunque ningún integrante fuera músico.

Popi canta desde pequeña y dice que se acuerda del momento donde posiblemente empezó todo. Fue una vez donde vio a sus hermanos mayores cantar en el Teatro Verdi con el coro de la escuela. “Me deslumbró toda la escena, el público, el escenario, el coro, y yo sentí una pulsión muy, muy fuerte, de querer estar ahí”, cuenta.

Quizás ahora, tiempo después, en Suite de las emociones la infancia de ambos aparece como una prolongación del deseo, porque -como dice el escritor José Luis Juresa citado por la psicoanalista Alexandra Kohan– la niñez se acaba un día, pero la infancia insiste, “es eterna y nunca se termina”.

Folclore para las infancias

Hace poco, en el VII Encuentro de Educadores Musicales: Infancias y músicas “Canciones con sentidos en clave de reflexión”, organizado desde la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), uno de los argumentos apuntó a que “los repertorios musicales no sólo constituyen sonidos, formas y contenidos específicos”, sino que también son una herramienta clave para la alfabetización cultural en la infancia.

En consonancia con esta idea, la propuesta de Suite funciona también como una forma de acercar la música de raíz a niñas y niños. “Cuando me senté a hacer las canciones pensé en la posibilidad de hacer un reggae, un rock, un blues… El blues de la tristeza, El twist de la alegría, pero me dieron ganas de hacer música argentina”, cuenta Pablo.

Y agrega: “Me parece que tenemos un tesoro cultural en Argentina con nuestras músicas y por ahí los niños no pueden estar en contacto porque son músicas que, lamentablemente, hoy en día son marginales y casi no están presentes en lo mainstream, entonces el disco es también un aporte desde ese lado”.

La “Suite” en las aulas

Miedo, vergüenza, tristeza, rabia, calma y alegría. En el disco, todas estas emociones son representadas a través de distintas danzas. “La idea fue también respetar la forma de esas danzas -explica Popi-: hay una chacarera trunca del miedo, una vidala de la tristeza, un gato de la rabia”…

“Muchas veces, como se trata de canciones para niños, uno siente que tiene que hacer algo para mantener la atención o generar un juego. En nuestro caso, la idea del juego apareció por otro lado, pero sin romper la estructura de la danza”, añade.

Además del álbum, Popi cuenta que también pusieron a disposición, de manera gratuita, un cancionero con letras y acordes, pistas de las canciones y más material didáctico con la intención de que docentes de música y profes de danza folclórica puedan utilizarlo en sus clases.

“Son canciones que primero nos emocionaron o nos hicieron reír a nosotros, y desde ahí queremos compartirlas. También descubrimos que pueden habilitar a los niños a hablar de cosas que no saben cómo nombrar o gestionar. Uno suelta las canciones y después pasan otras cosas, eso es lo más hermoso”, agrega.

A pesar de todo, la música

La grabación de Suite de las emociones fue posible, en parte, gracias a una beca del Fondo Nacional de las Artes (FNA) en la convocatoria del 2022. “El aporte del Fondo debe haber sido un 10% de lo que salió el proyecto, pero nos significó el empuje para grabar estas canciones. Fue muy importante”, comenta Pablo.

Popi agrega: “Siempre en instancias donde uno está tratando de crear algo, tener el apoyo, nada más y nada menos que del Estado, es muy valioso. Uno lo toma como un gran incentivo y una gran responsabilidad”.

“En ese sentido, hoy estamos en un momento difícil -añade Pablo- donde hay que explicar por qué es buena idea fomentar la cultura nacional”.  A pesar de todo, la música también sabe insistir. 

Popi y Pablo cuentan que el disco les trajo sorpresas. “La verdad es que están surgiendo cada vez más cosas con esta música. Estamos muy contentos con todo lo que está sucediendo, así que capaz se viene otro disco”, dicen.

Fotos (Gentileza): Valeria Colombatti.

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