Carlos “Caíto” Onnainty (43) dice que la historieta El Eternauta le llegó tarde, más o menos por los 2000. Fue después de leerla que investigó y descubrió lo que le había pasado al autor Héctor Germán Oesterheld y a sus cuatro hijas: casi toda una familia secuestrada y desaparecida por la última dictadura en Argentina.
Caíto se metió en los libros, miró videos, recopiló todo lo que pudo sobre la historia de Oesterheld y su legado. Como resultado empezó a trabajar en un proyecto de novela gráfica que aún no vio la luz pero sobre el que no descarta regresar: Eternamente Oesterheld.
En esta conversación con Villa María Educativa, el dibujante e historietista local nos habla del impacto de El Eternauta en su oficio, y cómo, a pesar de las vicisitudes del tiempo, la economía y el espacio, dibujar sigue siendo su “escondite”, la buhardilla que lo protege de cualquier nieve tóxica exterior.
Un héroe gracias a todos los demás
A finales de abril, Netflix estrenó la serie basada en El Eternauta: seis episodios en los cuales el director Bruno Stagnaro propone su versión de la mítica historieta. Costó su realización, eso cuentan los protagonistas en diversas notas, pero, tal vez en el momento social justo, nevó en Buenos Aires para recordar que “nadie se salva solo”.
“Si no fuera por Favalli y por los demás que están constantemente ayudándolo, Juan Salvo se moriría en la primera viñeta. Y eso es maravilloso porque ahí te das cuenta de que Juan Salvo como héroe es quien es gracias a todos los demás. No estoy seguro si la serie lo ha retomado tan así, pero sí lo que pudo hacer es corregir un montón de cosas que eran muy de la época de los 50”, opina Caíto.

Y agrega: “Correcciones como, por ejemplo, la mujer que no trabaja ni tiene puestos de poder, ni está a cargo de nada. En la serie el papel de las mujeres es más activo, hacen más que sólo esperar”.
“Además, creo que Juan Salvo siendo excombatiente de Malvinas fue lo mejor de lo mejor -dice-. Eso no podría haber estado en la historieta porque no había ocurrido aún lo de Malvinas. Y ver la nieve en Buenos Aires, todo eso, me produjo un súper orgullo argentino”.
“Pero también me dio mucha vergüenza”, comenta Caíto, porque todavía “no sabemos dónde están ni él, ni las hijas, ni los nietos”. Dos de las hijas desaparecidas de Oesterheld estaban embarazadas de ocho y seis meses al momento de su secuestro.
Oesterheld humanista
Cuando Caíto leyó la historieta por primera vez, dice que algo lo atrapó más que la invasión extraterrestre en Buenos Aires, el muro de autos o la batalla en el Monumental. Fue “entender la humanidad del relato”.
“La nieve tóxica cayendo en Buenos Aires y la cercanía que uno siente por eso, todo me llegó, pero creo que es la punta del iceberg de El Eternauta. A mí lo que más me llegó fue esto del héroe colectivo, el pensar que el enemigo a veces no es un villano omnipotente, todopoderoso que busca destruir o hacerle mal al héroe”, dice.
Y agrega: “Después de investigar, entendí que Oesterheld era sumamente humanista. Incluso a la hora de crear a los extraterrestres, Oesterheld los hizo muy humanos. Los Manos, por ejemplo, no quieren hacer lo que están haciendo, son obligados… Hay una búsqueda de ese lado humano en todo para mostrarnos que el mundo sólo se puede enfrentar con otros”.
Caíto y la historieta
“No me sorprende que los argentinos puedan hacer cosas como esta serie porque tenemos una calidad de artistas increíbles. Son pocos los que pueden llegar a Netflix o publicar. También debajo del agua hay unos artistas del carajo que si tuvieran la oportunidad podrían hacer cosas grandiosas -menciona Caíto-. No me incluyo tanto, ojo, pero conozco artistas que tienen muy buenas ideas e historias”
Caíto dibuja desde muy pequeño. Nació en Buenos Aires, pasó su infancia en Justiniano Pose y hace 25 años que vive en Villa María. En todas las etapas, dibujar fue su “escondite”. El apodo, ahora su pseudónimo, le quedó por un compañero de primer grado que quizás por no poder pronunciar bien las letras “r” o “i” de Carlitos le empezó a decir Caíto.



“Con el tiempo me hice historietista porque me gustaba mucho la animación. La historieta, como medio de expresión, me parecía mucho más accesible. Entonces empecé a meterme en ese mundo, a entender cuáles eran las reglas para poder hacerlo bien y así empecé a escribir las primeras historias que tenía para contar”, dice.
Las temáticas de Memoria, Verdad y Justicia no quedan por fuera de los intereses de Caíto a la hora de dibujar. “El Eternauta estaba prohibido cuando nací. También por eso creo que me llegó bastante tarde. Y al día de hoy creo que no habría hecho todo lo que hice en el 2015 de no haber sido por El Eternauta”, indica.
La potencia del dibujo
En el 2015, con Macri en la presidencia, Caíto dice que tuvo una “pequeña explosión en redes sociales”. Lo cuenta así: “Me había vuelto muy activo políticamente. El triunfo de Macri me había caído muy mal. Yo estaba muy enojado y no sabía cómo sacar tanto enojo. Creo que por eso también fue que dibujé tanto. El enojo te lleva a sacar fuerza de donde no tenés”.
“Ahora estoy igual de enojado, pero siento que un poco más despacio puedo hacer las cosas mejor. Y puedo también no ser tan partidario, no depositar mis ideas en gente que por ahí no vale la pena”, dice.
Desde el 2003, además, Caíto trabaja en una fábrica de la ciudad. Esto le permite dedicarle tiempo a su familia y al dibujo. “Yo trabajo en la fábrica y la fábrica me da de comer, pero yo me dedico a dibujar y hacer historietas porque hay que darle de comer al alma también”, sostiene.
Animaciones en TikTok, viñetas o historietas sueltas, Caíto siempre está haciendo algo. “Lo que pasa es que si no dibujo, no sé, me vuelvo loco”, dice.