En esta era de hiperinformación surge una fobia completamente antagónica a las ganas de aprender: la sofofobia. Si sucede en la escuela ya algunos especialistas le llaman fobia escolar.
¿En qué consiste y por qué se produce? Clasificada como una fobia poco común o específica, incluida dentro de las fobias generales en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales su significado es el temor a saber o a adquirir nuevos conocimientos.
Sofofobia
En los casos escolares suele ser necesario analizar cómo transcurrió la inserción del menor en el ámbito escolar y familiar para descubrir qué situaciones le generan pánico: algún tipo de bullying o acoso.
Un estudio publicado en 2022 en la revista científica Neuropsycopharmacology Reports, titulado “Aumento de escitalopram y perospirona [antidepresivos muy eficaces y seguros] en el tratamiento de un paciente adolescente con sofofobia (miedo a aprender)”, llegó a la conclusión de que este temor irracional se suele producir como producto de una experiencia traumática directa con algún mecanismo de aprendizaje. De entre dichas experiencias, la investigación señala que la desmotivación prolongada en el tiempo puede dar lugar también a ansiedad, pánico y el rechazo a adquirir nuevos conocimientos.
Hay más causas
Una pauta esencial para abordar de raíz, o cuanto antes, este tipo de problemas es el refuerzo positivo del proceso de aprendizaje del niño.
“Desde simples pensamientos irracionales (denominados así porque no es demostrable que vaya a ocurrir lo que se piensa), como ‘no voy a ser capaz de hacerlo’, ‘no voy a aprender nunca’, ‘esto no lo voy a superar’, ‘haré el ridículo’, hasta una experiencia que haya podido resultar traumática para el niño o adolescente”, explica Patricia Sánchez, codirectora del Centro de Tratamiento Avanzado Psicológico (TAP), un equipo especializado de psicólogas sanitarias, psiquiatras, neuropediatras y psicopedagogas en Madrid.

“Si profundizamos en las posibles experiencias traumáticas para un menor, podemos poner ejemplos como haber sufrido bullying en el colegio, haber recibido comentarios dolorosos durante un evento relacionado con un proceso de aprendizaje, como al tocar un instrumento o realizar algún deporte”, prosigue Sánchez. “O que el menor haya escuchado comentarios por parte de su padre o madre que desvaloriza su capacidad de adquirir conocimiento: ‘Eres un inútil, nunca vas a aprender’, agrega. Además, según explica esta experta, el contexto en el que se da la experiencia traumática no tiene por qué ser exclusivamente académico, sino que puede ampliarse a otros contextos como el familiar o social.
Competencia y desmotivación extremas
La competencia es otra de las causas subyacentes que puede llegar a bloquear las capacidades reales de un niño. Con frases como: “No voy a ser capaz de hacerlo; seguro que se ríen de mí”.
“Así el niño se niega a aprender algo nuevo, llegando incluso a experimentar su miedo con síntomas como presión en el pecho, temblores, sudoración, taquicardia…”, continúa Sánchez. “El abordaje de la fobia sería que consiguiera valorar qué pruebas o evidencia reales tiene de que no va a lograrlo (afrontar la situación de aprendizaje en cuestión) o qué le está provocando tener este tipo de pensamiento”, puntualiza.
Fuente: La Nación.