La tragedia golpeó a toda una ciudad, aunque no todas las zonas de Bahía Blanca están sumergidas en el agua, el barro y los residuos cloacales. En un puñado de escuelas, como siempre ocurre con las comunidades educativas, comenzaron las tareas de limpieza de edificios y materiales.
“No sé cuándo podremos estar en un aula dando una clase, pero claramente hay que tener una perspectiva muy centrada en un principio en la contención, en la escucha, en poder trabajar sobre esto, para poder afrontarlo de conjunto”, dice la docente Analía Lusarreta, secretaria general del SUTEBA Bahía Blanca.
Bahía Blanca
El jueves 6 de marzo, por la noche, será recordado, sin duda, como parte de un eslabón de alerta comunitaria, más allá del ajuste que realizó el Gobierno Nacional en las herramientas científicas que necesitaba el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). “Se suspenden las clases este viernes”, dijo el Comité de Emergencia de Bahía Blanca, con los pocos elementos con que contaba.
Otro hubiera sido el cuadro de situación con las escuelas funcionando como una jornada normal: más del 70% de la ciudad fue afectada. Cayeron 400 mm. de lluvia, y, a decir de los especialistas, estaba preparada para soportar 200. Se habla de que se necesitarán 400 millones de dólares para su restauración.
La municipalidad de esa ciudad registró los daños en los edificios: 56 escuelas con daños graves; 75 leves o menores y 101 sin daños.
“Se tiene que tomar conciencia sobre a quién debemos reclamar para que este tipo de episodios no tengan la gravedad que estamos viviendo. Acá hay responsabilidades políticas en torno al cuidado de las ciudades: esto no puede ocurrir más, ni en Bahía ni en otro lugar. Creo que el tomar conciencia no es sólo con ser solidarios, sino que tiene que ver con exigir a las autoridades, de todo tipo, que se pongan a trabajar y no pase en otro territorio del país”, grafica Lusarreta a Villa María Educativa.
La situación de las escuelas
La dirigente gremial bahiense nos cuenta: “La situación es muy complicada en las escuelas, al igual que en los barrios y en las casas. Las familias están atravesadas (por la tragedia) y el impacto es de acuerdo a las zonas: no toda Bahía Blanca está, o lo estuvo, bajo agua, sí…, la mayor parte, hay que decirlo”.
Agrega: “Recién ayer (por lunes 10 de marzo) comenzaron a descender las aguas y, por lo tanto, es difícil medir los daños: no es sólo agua, sino también barro, residuos cloacales…, está todo muy contaminado”.

Analía se desempeña, además, como docentes en cuatro instituciones (dos secundarias, y en Bellas Artes y el Conservatorio, estás dos últimas muy comprometidas después de lo ocurrido). “En las escuelas, no es sólo una cuestión de limpieza o volver a ubicar bancos y sillas, sino que también hay que limpiarlas con mucho esmero y desinfectarlas, porque si no es un peligro para la salud de los chicos, las chicas y docentes”.
La impronta docente no se hizo esperar, y Lusarreta lo describe: “Desde ayer (lunes), ya hay escuelas donde el propio personal, docentes y auxiliares, ya están limpiando: los que pueden ir…, ya que algunos están sacando el barro de sus propias casas o no pudiendo regresar a ellas. Los que están en las zonas más afectadas, donde contabilizaron la mayor cantidad de víctimas, y donde aún hay desaparecidas. En la medida de las posibilidades el personal está yendo a las escuelas”.
“Lo de Milei no nos sorprende”
Desde ocurrida esta tragedia, la sociedad argentina observa un sinfín de posicionamientos “casi ajenos” del Gobierno Nacional para con esa comunidad. “No nos sorprende: acá en Bahía todavía recordamos cuando a pocos días de asumir (Javier) Milei tuvimos el temporal del 16 de diciembre de 2023 y llegó con Patricia Bullrich vestido a lo Rambo, para decir que no había plata y que confiaba en que los bahienses iban a poder afrontar la terrible situación que estábamos atravesando”.
En las últimas horas, el poder central transfirió 10 millones de pesos. Analía dice: “Más de lo mismo…, ahora sólo tira un vuelto que ni alcanza para comenzar a reconstruir la ciudad”.