Escribe: Mgtr. Gabriel Suárez Fossaceca (Decano IAP de Ciencias Sociales UNVM)

El viernes 20 de octubre recibimos la triste noticia del fallecimiento de Sonia Torres, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo Filial Córdoba. Es inevitable no sentir la injusticia de su partida sin haber podido encontrarse con su nieto, anhelo no sólo de Sonia sino de todos y todas. La última carta pública que escribió para él con motivo de su cumpleaños, le dijo y nos dijo:
Anímate a buscarme. Seguro hay muchas preguntas que aletean en tu interior y que juntos podemos responderlas. Mi deseo más grande es poder abrazarte y descubrir juntos el amor que tanto unió a tus padres, Silvina y Daniel, y que vive en vos y en mí. Este año cumplo 94 años y quiero festejarlo con vos, brindando por nuestro encuentro. Hasta encontrarte. Tengo tatuado el corazón de esperanza, tu abuela Sonia
Para él, dejó un gran archivo, como lo han hecho todas las Abuelas, con cartas, fotos, objetos, videos, para que su nieto pueda encontrar allí algún día, el amor y la ternura de una búsqueda inmensa. Por eso, si naciste entre 1975 y 1983 y tenés dudas de tu identidad, comunicate con Abuelas de Plaza de Mayo.
El 26 de marzo de 1976 su hija, Silvina Parodi de 20 años, embarazada de 6 meses, y su yerno Daniel Orozco, de 22 años, fueron secuestrados en su casa de barrio Alta Córdoba de la ciudad capital. A partir de ese momento, comenzó su búsqueda. Ella y su familia se fueron encontrando con otras mujeres, familias, compañeras/os, abogados, profesionales, organismos, instituciones, que en todo el territorio argentino comenzaron un camino que forjó nuestra democracia. En este camino que lleva décadas, las Abuelas acompañaron a otros sectores sociales que también buscaban reparar la devastación social, política y económica dejada por el terror de estado y las posteriores políticas de impunidad, empobrecimiento y endeudamiento. Además, tejieron lazos internacionales de cooperación y solidaridad que hicieron de las Abuelas y las Madres verdaderos faros.
En su hacer inagotable, las Abuelas investigaron, difundieron, marcharon, armaron archivos, formaron, transformaron la ciencia y la legislación nacional e internacional, educaron, encontraron… Hicieron, sin jamás dejar de exigir al Estado que se hiciera responsable y asumiera políticas de memoria, verdad y justicia.
Aunque en algunos aspectos se tardó demasiado, sabemos cuánto se avanzó cuando el Estado se hizo responsable de los crímenes cometidos y se dispuso a investigarlos, juzgarlos y reparar a sus víctimas y a la sociedad. Como lo que ocurrió el 25 de agosto de 2016 cuando el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de Córdoba, impuso la pena de prisión perpetua a 28 imputados, y condenó por primera vez en la provincia la apropiación de bebés y niños. Revistiendo de valor legal, una vez más, la legitimidad social que ya tenía la verdad de las Abuelas, las Madres, las y los ex-presos, las y los sobrevivientes.
Como dijimos en el reconocimiento de Profesora Honoraria a Sonia en junio de este año, que hicimos desde la Universidad Nacional de Villa María, reafirmamos que el tejido territorial enlazado por la memoria y los derechos humanos, produjo en nuestro país una sensibilidad social capaz de conmoverse frente a esos crímenes y construir desde allí la Memoria, la Verdad y la Justicia.
Te recordaremos en cada uno de los 133 nietos y nietas restituidas, en cada derecho conquistado, en cada encuentro, en cada acto de ternura, en cada acto de justicia…
Como vos decías, ahora vivís en las estrellas, para arriba miramos y te decimos: ¡Gracias Sonia, muchas gracias!

