Daniel Jovanovich y su colaboración autoral en “Margarita”, la nueva serie de Cris Morena

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Imaginemos a un niño frente al televisor. Imaginemos a un niño de siete años frente al televisor. Imaginemos a un niño de siete años frente al televisor mirando telenovelas. Así, todos los días. La pantalla se enciende y una historia lo envuelve pero él quiere más, quiere saber quién tira los hilos de esta maquinaria de ficción.

Las letras con los créditos aparecen y él las lee como intentando descifrar un código, el corazón de la máquina. Así, todos los días. Hasta que lo consigue. A la hora de la telenovela, su ceremonia secreta, Daniel Jovanovich descubre que quiere ser guionista.

El sueño de un niño

Nació en el Chaco. Después vivió en Bariloche, Villa General Belgrano y Santa Rosa de Calamuchita. Desde hace 12 años vive en Villa María. “Es el lugar en donde más estuve, así que ya me siento de acá”, dice. En la UNVM, Daniel (27) pudo estudiar y graduarse como licenciado en Diseño y Producción Audiovisual.

A fines de 2021 le llegó una oportunidad inesperada y empezó a trabajar como colaborador autoral en Margarita, la nueva serie de Cris Morena. Un spin-off de Floricienta que se estrenará el 2 de septiembre por la plataforma de streaming Max.

“Es mi primer trabajo en la industria y con el autor de la serie, Leo Calderone. A él lo conozco de la época de Casi Ángeles, cuando yo era un niño que veía la novela”, dice. Daniel también es de la generación que creció con Floricienta en el aire de Telefé a las seis de la tarde. Escribir y trabajar en la continuación de esa historia “es como el sueño de un niño cumplido”, dice.

Su participación en “Margarita”

Daniel dice que comentaba la novela Casi Ángeles en Twitter y esa fue una forma también de conocer a Calderone. “Después, en 2018 hice un curso con él en Buenos Aires y en 2021 me escribió por Instagram. Me dijo que estaba buscando colaboradores para distintos proyectos, que se le vino mi nombre y que tenía una intuición. Sabía que yo escribía, entonces hicimos una prueba”, cuenta.

Por unos meses trabajaron juntos en capítulos de una propuesta que “no se vendió”, pero a las semanas Calderone lo volvió a contactar para invitarlo a participar de un proyecto más sólido, Margarita.

“Fue un proceso de poco más de un año de escritura. Yo me encargué del dialogado, me llegaba una escaleta con lo que sucedía en cada escena y a partir de ahí ordenaba un poco las acciones y escribía los diálogos”, explica.

Y agrega: “Había un buen trabajo de desarrollo previo, entonces tenía de qué nutrirme y a partir de ahí proponer muletillas y formas de hablar de los personajes con mucha libertad, por suerte, a prueba y error. Para mí fue una experiencia de mucho aprendizaje”.

Su paso por la universidad pública

De su familia, Daniel es el primero en graduarse de la universidad. Cuando le tocó elegir estudiar en la UNVM, ya vivía y tenía su casa en Villa María, por lo tanto, se ahorraba así el “gasto extra” de una mudanza.

Dice: “A mí en particular, me tocó cursar con el plan curricular viejo, donde teníamos sólo dos años de guion. Ahora por suerte la carrera renovó el plan, entonces hay tres orientaciones: dirección, producción y guión, y los chicos pueden profundizar en cada una de estas áreas”.

“Tuve un pantallazo bastante general de todo y mi acercamiento al guion fue escueto durante la carrera, pero la uni sí me dio una base, me abrió el abanico del universo audiovisual y me permitió equivocarme y aprender. Eso me parece fundamental. La uni es el mejor espacio para que suceda ese aprendizaje”, comenta.

Otras ficciones posibles

Este año, Daniel es uno de los beneficiarios del Plan de Fomento 2023 del Polo Audiovisual de Córdoba. En marzo, su proyecto de ficción Mis tres tías tristes y yo, Olga quedó seleccionado entre los ganadores de la categoría Desarrollo de Guion de Largometraje.

“Es una road movie de una mujer con síndrome de Down a la que se le acaba de morir su madre. Junto a tres tías ancianas, emprenden un viaje rutero para encontrar a su padre. Ahora estoy en el proceso de escritura del guion, acompañado por un tutor, y tengo un plazo de seis meses para entregarlo”, cuenta.

Dice también: “Estas convocatorias me parecen súper valiosas porque permiten la formación de nuevos guionistas y el surgimiento de nuevas historias. Es importante que sigan existiendo políticas públicas en nuestra provincia y en el país que incentiven esto”.

Una cuestión de resistencia, tal vez

En relación a las dificultades del presente, Daniel comenta: “Creo que el panorama es bastante desalentador, no sólo para los trabajadores del arte, sino para cualquier trabajador. Y en la industria audiovisual, como en otras, si no hay grandes fomentos eso afecta transversalmente la producción”.

“En mi caso personal, yo trabajo por proyectos, entonces se termina uno y no sé qué va a pasar, qué voy a hacer mañana. Ese es como el gran miedo o la gran incertidumbre. Y también está la pregunta ¿¡por qué hago esto!? o ¿¡por qué lo elegí!?”, dice riéndose.

“Muchas veces me enojo con la escritura y digo que no quiero escribir más, pero por alguna razón que no conozco, lo sigo haciendo. No sé si será una cuestión de resistencia o una forma de sobrellevar ciertas situaciones, -comenta-, pero creo que el impulso de contar historias es algo que no se va a morir nunca. No lo va a matar ni el gobierno actual ni la inteligencia artificial. Vamos a seguir contando”.

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