La Educación Emocional es “el proceso de enseñanza y aprendizaje de las habilidades y competencias emocionales y sociales”. Vamos a repasar que pasa en el país y en Villa María.
En uno de los estudios que vamos a conocer, menciona que la educación emocional es “un complemento indispensable en el desarrollo cognitivo y una herramienta fundamental de prevención, ya que muchos problemas tienen su origen en el ámbito emocional. Entonces, educándolas, se ayudaría a las personas a descubrir, conocer y regular sus emociones e incorporarlas como competencias”.
Corrientes, Misiones y Jujuy con sus propias leyes
En 2016, Corrientes fue la primera provincia en Argentina en sancionar la ley N°6398 de Educación Emocional. El 10 de noviembre en el calendario escolar es el día Provincial de la Educación Emocional.
Uno de los objetivos de la ley es “desarrollar, mediante la enseñanza formal, cada una de las habilidades emocionales (conocimiento de uno mismo, autorregulación emocional, motivación o aprovechamiento productivo de las emociones, empatía y habilidades sociales) así como las habilidades de elección en cada niña y niño y tutores/as mediante la Educación Emocional».
La autoridad de aplicación es una “Comisión Técnica Multidisciplinaria de Educación Emocional” que está conformada por profesionales de diferentes disciplinas que tengan conocimientos y experiencia como psicólogos, psicopedagogos, operadores en psicología social o educadores.
En 2018, Misiones aprobó un proyecto de ley que también propone incorporar la educación emocional al diseño curricular, de manera transversal y sistemática, y en los ámbitos públicos y privados.
Para su aplicación también crearon una “Comisión Transdisciplinaria de Educación Emocional” que tiene como funciones promover actividades de capacitación permanente destinadas a docentes, realizar diagnósticos de la salud socioemocional de la institución educativa, promover las técnicas de aprendizaje e interacción en las relaciones interpersonales e intrapersonales a través de talleres, congresos, ateneos y jornadas de Educación Emocional.
La ley más nueva es la de Jujuy, aprobada en diciembre de 2021, que prevé la creación del Programa Provincial de Educación Emocional.
Esta ley busca introducir en los diseños curriculares de todos los niveles y modalidades del sistema educativo procesos de enseñanza que permitan desarrollar y fortalecer habilidades socioemocionales en alumnos, docentes y familias. En la ley, se plantea que el Ministerio de Educación deberá garantizar la capacitación en educación emocional a todos los docentes activos, estén o no en funciones áulicas.
Una propuesta en la Escuela Republica del Paraguay
En 2021, tres estudiantes realizaron una investigación para obtener el título de grado de la Licenciatura en Gestión Educativa. A través de su investigación titulada “Alfabetización Emocional: una propuesta para mejorar las trayectorias de nuestros estudiantes desde el desarrollo de la competencia social”, realizaron un proyecto de intervención socioeducativa dirigido a docentes y estudiantes para que innoven en sus prácticas en el colegio República del Paraguay de Villa María.
Una de las integrantes del equipo, Paola Ré, nos cuenta cómo fue el proceso y que buscaron con este proyecto para incorporar la alfabetización emocional: “Estábamos convencidas que primero necesitábamos trabajar para el equipo docente para entender de que hablo cuando hablo de alfabetización emocional y como necesito implementarla en estas propuestas que muchas veces caen en lo tradicional”.
Sobre la hipótesis de la investigación, explica: “No hay que pensar en la alfabetización emocional como algo que va en paralelo a los saberes, sino que estamos convencidas que si nosotras logramos educar desde las emociones seguramente va a haber una mejora en las trayectorias escolares de los estudiantes”.
El principal objetivo era “mejorar las trayectorias de los estudiantes mediante el trabajo con las emociones en los procesos de enseñanza-aprendizaje”, fomentando y capacitando a los docentes para lograr tal fin.
Así comenzaron con reuniones con el personal docente, buscando contagiar con esta propuesta para hacer un trabajo colectivo. En este marco, les propusieron generar propuestas a corto plazo que les permita ir experimentando con los chicos y surgieron espacios literarios, abordajes desde el cine o talleres de ESI. El objetivo era que el estudiante pudiera transmitir lo que le sucedía, vivenciarlo, “pasarlo por el cuerpo”.
“En un aula tenes estudiantes que pueden expresarse, que pueden dar cuenta de sus emociones y adecuarse a la convivencia, pero también hay gente que debe desarrollar este tipo de habilidades. Es a partir de que todos necesitan reconocer y manejar sus emociones, transformar emociones negativas en emociones positivas, en emociones que inviten al estudiante a sentirse escuchado y seguro”, agrega.
Para desandar violencias
Entre “los beneficios” de hacer un abordaje desde la educación emocional, Paola Re, destaca la posibilidad de desestructurar las rutinas y combinar actividades académicas con actividades que les permitan “desenvolverse como persona”.
Otro es favorecer la resolución de conflictos y dificultades mediante la compresión y gestión de las emociones. Parte de las violencias cotidianas tienen su origen en la dificultad para comunicar a los demás una idea, un punto de vista, un estado de ánimo.
“Quizás en la escuela Paraguay no había tanta violencia física pero cuando empezamos a indagar, quizás había otro tipo de violencias que a veces no son generadas dentro de la institución pero que terminan resolviéndose dentro de las escuelas. Entonces pensábamos en eso, como pensar en la empatía”, detalla.
Las diferentes investigaciones muestran que la formación en alfabetización emocional todavía es un tema pendiente en muchas escuelas. Mientras que la escasa bibliografía circundante habla de “la necesidad de aprender a convivir y la diversidad en esa convivencia”.
Recomendaciones para llevar la Educación Emocional al aula
Al respecto, Ré hace un punteo de algunas recomendaciones para poder incorporar la alfabetización emocional.
Desestructurar el aula: “cuando les permitimos a ellos ser autores de sus propios saberes las conclusiones a las que se arriban son mucho más interesantes para ellos también. Para que convivir sea una cuestión gratificante los docentes nos tenemos que capacitar en la convivencia”.
Prestar atención a los vínculos que se construyen en el aula
Mirar “más allá de cada alumno. Si vemos situaciones diferentes o comportamientos que nos llaman la atención, no nos quedemos con eso, sino que establezcamos vínculos: una charla en el recreo, por ejemplo, hay diferentes maneras de crear espacios de enseñanza”.