¿Es posible la virtualidad en carreras presenciales de la universidad?

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¿Es posible la virtualidad en la universidad? La pandemia aceleró un poco las preguntas y dos expertos opinaron al respecto.

Se trata de Roxana Puig que es directora nacional de Gestión Universitaria y Jorge Steiman que es asesor de la Dirección Nacional de Gestión Universitaria. Además, es un pedagogo especializado en didáctica en la Educación Superior.

En el marco de una charla organizada por la UNVM, se propusieron reflexionar sobre los modelos pedagógicos en el regreso a la presencialidad: ¿Cómo el proceso para avanzar hacia modelos híbridos? ¿En qué aspectos tenemos que pensar?

A todas estas preguntas respondieron estos especialistas, peeeero, primero lo primero: ¿Cuál es la situación actual del sistema universitario?

Prepandemia: el sistema universitario argentino

La Dirección Nacional de Gestión Universitaria está compuesta por diferentes áreas que intervienen en procedimientos necesarios para el sistema universitario argentino y forma parte del Ministerio de Educación de la Nación.

Su directora, Roxana Puig, caracteriza al sistema universitario argentino como diverso y heterogéneo. Hay 131 instituciones privadas y públicas. Con una baja presencia de titulaciones intermedias y donde la carga horaria real de las y los estudiantes, muchas veces, triplica la carga horaria presencial.

También, señala la diversidad de titulaciones, la dificultad para reconocer las trayectorias de estudiantes que toman sus propias decisiones y que “nos resulta difícil contenerlos y recibirlos” en el marco de un sistema normativo que es rígido y “tiene dificultades para reconocer propuestas de innovación”.

Previo al inicio de la pandemia, Puig sostiene que el sistema universitario tenia “ciertas sospechas” de la formación virtual y sigue existiendo una fuerte tradición de presencialidad. Actualmente, hay un crecimiento de propuestas a distancia o virtuales pero que se concentra en universidades privadas.

¿Cómo se regula la educación a distancia en Argentina?

La educación a distancia es regulada por la Resolución Ministerial 2641/17, que entiende por educación a distancia “la opción pedagógica y didáctica donde la relación docente-alumno se encuentra separada en el tiempo y/o espacio, durante todo o gran parte del proceso educativo, en el marco de una estrategia pedagógica integral que utiliza soportes materiales y recursos tecnológicos”.

Esta normativa regula lo referido al Sistema Institucional de Educación a Distancia (SIED), que es el que permite y avala el desarrollo de estas propuestas.

Sobre la carga horaria, la normativa establece: Para que una carrera de pregrado, grado o posgrado sea a distancia se requiere que la cantidad de horas no presenciales supere el 50% de la carga horaria total prevista en el plan de estudios. Para poder dimensionar, las carreras de grado deben tener un mínimo de 2600 horas y 4 años.

¿Cualquier carrera puede dictarse a distancia? Depende de las carreras. “En las carreras presenciales que buscan también dictarse a distancia tienen que ser planes de estudios gemelos con la misma curricula. El título, la carrera y las actividades son las mismas”, menciona Puig.

¿Quién toma la decisión de incorporar la virtualidad? Puig lo explica muy claro: “¿Qué pasa cuando tenemos una carrera presencial y queremos incorporar actividades en la virtualidad? ¿Qué hace el ministerio? Nada. El ministerio le va a pedir a la institución la carga horaria, todo lo demás corresponde a las definiciones autónomas de la universidad, estas son decisiones institucionales”.

Pensar la buena clase: ¿y la tecnología?

Desde los modelos pedagógicos, Jorge Steiman propone pensar que una buena clase es aquella donde se enseña, se aprende y vale la pena estar presente. Y esto también se debe trasladar a la virtualidad.

Previo al dictado de una clase, Steiman plantea tomar algunas decisiones:

  • Pensar la búsqueda y la progresión del sentido
  • Determinar categorías conceptuales: qué nociones conceptuales le dan entidad al contenido
  • Establecer desafíos cognitivos y afectivos: “que les propongo a estudiantes hacer con la cabeza y con el corazón”.

En esta propuesta, “las tecnologías aparecen en todo caso en las decisiones de segundo nivel, cuándo pensamos los formatos, entre actividades y recursos didácticos elegidos”. En este sentido, Steiman afirma “no es cuestión de formatos sino de sentido pedagógico”.

Por otro lado, plantea que los modelos de presencialidad y virtualidad también deben pensarse de acuerdo a criterios institucionales como:

  • Consenso institucional
  • Garantizando que las y los estudiantes dispongan de dispositivos y conectividad
  • No perdiendo de vista que el estudiante necesita “construir ciudadanía universitaria”
  • Pensando la virtualidad desde la gradualidad formativa, es decir los primeros años
  • Teniendo en cuenta los planes de estudios

Entonces, ¿es posible la virtualidad en la universidad?

Para Puig, “la convivencia de modalidades es un camino posible, sin diferenciación en los planes de estudios, me parece que progresivamente vamos a caminar en este sentido”.

Por su parte, Steiman nos propone alternativas para una unidad curricular. La clase puede ser:

  • Con presencialidad absoluta
  • Presencialidad con apoyo en la virtualidad
  • Bimodalidad alternada: algunas clases presenciales y otras virtuales
  • Bimodalidad recurrente: parte de la clase presencial y parte virtual
  • Virtualidad con apoyo de presencialidad
  • Virtualidad absoluta

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