Dos alumnas del CENMA 96 (Anexo Polo de la Mujer) egresarán de su trayecto secundario. El acto integral de esa institución, más todas sus sedes, será el martes 17 de diciembre a las 20.30 en el Auditorio de la UNVM.
La ex empleada de una fábrica de zapatos (San Francisco), Graciela Gobetto (65 años), y la trabajadora de casas particulares Stella Contreras (60 años), lucirán ahora, frente a familiares, amigas y amigos, aquellos diplomas que la desigualdad social argentina, en el acceso a la formación, les arrebató en su momento.
Egresadas del Polo de la Mujer: “Me levantó la autoestima”
Graciela Gobetto explica por qué se llegó al Muni Cerca 7 para anotarse en este trayecto, después de que su hija Mariana invitara a sus padres para afincarse en Villa María: “Era una cuenta pendiente que tenía, por cuestiones de la vida tuve que abandonar en tercer año”. Se casó, llegaron sus dos hijos y una nieta.
“En mi casa siempre se trabajó, tenemos eso de la cultura del trabajo. Me jubilé, notaba que me sobraba tiempo y soy muy inquieta. Hay que hacer otras cosas y vi este aviso de la secundaria”, explica, luego de transitar 30 años en la fábrica de calzados.
Siempre tuvo buenas calificaciones y también se anima a un consejo: “Si hay personas, aunque tengan 60, 70 u 80 años, les aconsejó que lo hagan. Aprendí muchas cosas, me levantó la autoestima, la tenía muy baja, porque antes era trabajar y trabajar, y esa es una de las cosas que recién ahora me animo a hablar en un grupo de gente. Antes siempre tenía miedo de equivocarme; todos podemos equivocarnos”.
Egresadas del Polo de la Mujer: “Me cuesta menos socializarme”
Stella Maris Contreras cuenta que, al momento de su adolescencia cuando debió cursar el secundario, deseaba hacerlo en una vieja institución que contaba la ciudad donde, además, enseñaban manualidades. “Debíamos llevar el material para hacer los trabajos. Mi madre me dijo mirá, para que un día tengamos (dinero para esos materiales), y otro no, mejor no vayas. Fue un error muy grande…, ya que le contesté si no voy ahí, no voy a ningún lado, y me lo aceptaron ¿Qué pasaba? Si no íbamos a estudiar, había que ir a trabajar. Nosotros éramos humildes y la situación era difícil”.
Desde los 14 a los 60 años se desempeñó como trabajadora de casas particulares (en ese momento, erróneamente denominabas empleadas domésticas), este umbral de su vida la encuentra como egresada, aguardando la llegada de su jubilación, con cinco hijos y siete nietos. “Mis distintas patronas me comenzaron a aconsejar que estudiara”, cuenta. Al momento de estar cuidando a una de ellas en una clínica, y al pronunciar indebidamente una frase, esa patrona la corrige e insiste en que debía estudiar “y eso hizo que me decidiera estudiar la secundaria”, resalta.

No duda, además, de buscar en “aquella Stella Maris” a la que hoy egresa: “En otros tiempos creí ser de otro sector social, y me cohibía, me medía al hablar porque tenía miedo de meter la pata, ahora me reconvertí mucho en este aspecto. Me cuesta menos socializarme y me desempeño mejor al hablar”.
¿Qué se llevan?
Para Graciela, el hecho de cursar el secundario “me dejó un aprendizaje en todos los planos de la vida. Hice compañeras nuevas, los (y las) profesores son geniales, nos ayudaron siempre un montón”. Y aparece el cuco de las matemáticas: “La más difícil siempre es matemática, y teníamos una profesora de apoyo para que nos explicara…” aquello que no entendía en clase.
Ambas egresadas subrayan la importancia del Viaje de Estudios realizado por todo el grupo a Alta Gracia (reconocimiento de la Municipalidad de Villa María a todos los CENMA) donde pudieron amalgamar lazos de amistad entre la comunidad educativa, al igual que diversas instancias de cursados optativos, tales como “Atención al Cliente” y “Oratoria”.

Stella Maris, por su parte, recuerda que “inglés y matemática, fue lo que más me costó. Con lo demás, anduve mejor, tuve buenas notas. Si bien alcanzaba a comprender lo que me explicaban las profes, siempre me costaron un poco más”. ¿Cómo salir de esas encrucijadas? “Son excelentes personas todas las (y los) profesoras, comenzando por la directora (Mirta Abregú) y la coordinadora (Rosana Mosquera). Fundamentalmente, tenemos mucha contención. Nos dedicaron tiempo, nos escuchan, nos contienen, es un espacio muy lindo para nosotras”.
¿Y ahora?
El hecho de sortear desafíos de estas características, suelen encenderse fueguitos nuevos. Graciela recuerda, a su vez, la animosidad puesta de manifiesto por su hijo (Juan Manuel; Contador Público) y su nieta Evelyn “para que siga, que no abandone” el secundario y “ahora, veremos, no quiero quedarme quieta. Veremos qué vamos a hacer…, alguna otra cosa seguiré estudiando, no interesa los años que tengamos”.
Por caso, Stella Maris va por el lado de las manualidades, las plantas y el mosaiquismo. “Tengo muchas cosas por hacer…, de no seguir estudiando. Una posibilidad es hacer cursos para perfeccionarme en cerámica o mosaquismo. Estuvimos en Bellas Artes y me gustó mucho lo que nos contaron ahí…”.
Excelente los logros. La importancia de estudiar: impacta integralmente en la persona. Felicitaciones a las egresadas y a las profesoras.
Tal cual señora, muchísimas gracias!!! Yo me siento feliz por todo lo que logré!!!