Graciela Bialet en el Festival de la Palabra 2024: “La ficción nos redime”

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La escritora y docente Graciela Bialet (Los sapos de la memoria) inauguró el ciclo de conferencias del Festival de la Palabra 2024 con una disertación sobre Cultura para la paz y literatura. Más de mil docentes de la provincia participaron de manera remota.

Con organización del Ministerio de Educación de Córdoba a través del Plan Provincial de Lectura, esta nueva edición del festival contará con tres conferencias más con el objetivo de sumar aportes reflexivos a la práctica docente.

Graciela Bialet: “¿La paz se aprende?”

“¿Qué tendrá que ver la lectura con una necesaria cultura para la paz?”, “¿la paz se aprende?”. Estas preguntas fueron el convite inicial de Graciela Bialet para pensar la relación entre infancias, cultura y literatura en un contexto actual pospandémico y atravesado por conflictos bélicos internacionales.

La autora hizo hincapié en la importancia de acercar lecturas desde “las infancias tempranas” en una sociedad que trabaje para reconocer “a sus pequeños” como portadores de derecho, sobre todo, al de la educación.

“Durante esta etapa, que se extiende desde el nacimiento hasta los ocho años, los niños reciben una mayor influencia de sus entornos”, indicó. Con esto, convocó a pensar en las palabras que reciben niños y niñas en un “momento único de su crecimiento”, incluso desde la gestación, cuando a través de la oralidad empiezan a construir sus propias representaciones del mundo.

Para acercar a los chicos al mundo de la ficción

“Las pantallas pasaron a ser familia, nos guste o no. Han logrado que cada uno viva en su propio territorio. Esto es una tendencia pero no tiene por qué ser una normativa”, destacó.

En este sentido, Bialet comentó que “para que un encuentro entre chicos y la literatura prospere siempre hará falta un acompañante, un otro más experto”, tanto en la escuela como en la casa, “alguien que con amor y ternura dedique tiempo, el bien más valioso de vida, para acercar a los chicos al mundo de la ficción”.

Además, mencionó: “El gusto por la lectura no puede surgir sólo de la frecuentación de los libros sino de la transmisión que se hace de ellos. Se necesita poder dialogar emocionalmente con los textos, darle valor simbólico a esos libros de enorme calidad que hoy están en nuestras escuelas. Un libro es una cosa entre las cosas -como decía Borges- sólo cobra vida cuando alguien acerca ese microcosmos de palabras”.

“La mayor responsabilidad es siempre de quien cría”

En su conferencia, la escritora insistió en el rol de las familias a la hora de educar e invitó a revisar “los contenidos” que promueven factores externos como la televisión, la tecnología o la calle. “La mayor responsabilidad es siempre de quien cría, entonces, ¿quién cría a nuestros chicos?”, preguntó.  

A su vez, expresó: “El juego es por excelencia el modo infantil y juvenil de acceso al conocimiento sensible, también para el desarrollo de los procesos creativos y de empatía. ¿Jugamos con nuestros chicos?, ¿hablamos?, ¿sabemos qué les interesa?”.  

“No sólo la alimentación y el crecimiento físico son imprescindibles, sino también un adecuado desarrollo cognitivo que no deje por fuera el aprendizaje emocional, siendo primordial crecer en un entorno afectuoso, seguro, sin violencias para que chicos y chicas sean capaces de transmitir lo que sienten”, destacó.

La literatura no sólo tiene fines didácticos

Pasando por los clásicos Pinocho, Pulgarcito, Hansel y Gretel, hasta los más contemporáneos como Dimitri en la tormenta de Perla Suez o La peor señora del mundo de Francisco Hinojosa, para Bialet la literatura infantil y juvenil demostró que es mucho más que didáctica.

“La literatura infantil -que es también la que leen los niños, como nos enseñó Malicha Leguizamón– está plagada de personajes y situaciones resilientes”, señaló. Y agregó: “Es arte disruptivo que conmueve. Ya sea con final feliz o no, nos moviliza. Desde distintos enfoques, la literatura puede hablar de la vida, que es lo que cuenta”.

Para “educar empatías humanas que valoren la paz”, la escritora recomendó algunas lecturas como El viejo del puente, de Hemingway; El hombrecillo de papel, de Fernando Alonso; Akim corre, de Claude K. Dubois o Quince ocasiones para pedir deseos en la calle, de Nicolás Schuff porque “para hablar de paz no necesariamente hay que hablar de guerras”, dijo.

“Los cuentos de hadas son más que reales”

“Los cuentos y poemas para las infancias son más que necesarios. Alimentan nuevas fórmulas para representar el mundo, el real y también el soñado”, indicó Bialet, porque “la literatura y el arte en general libran a las personas de cumplir su biografía por mandato de otro, les grita que pueden ser libres, únicas y originales en un entorno que siempre pretende masificarlas y domesticarlas”.

La palabra clave en tiempos de grandes cambios e incertidumbres es resiliencia, saber que podemos sobrevivir. La ficción nos redime”, destacó, y agregó: “Ya G. K. Chesterton decía que los cuentos de hadas son más que reales; no porque les enseñen a los niños que existen los dragones, sino porque les dicen que se puede derrotarlos. Hermosa defensa”.

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