“Hechos y Ficciones” de Niñas y Niños Investigadores: hacer ciencia también es contar historias

0
265

Lo más lindo de nuestro barrio son los perros, gatos, caballos, sapos… / Si el colectivo pasara por acá, lo usaríamos para ir a Río Segundo, comprar cosas en el centro y viajar sin caminar.

En Hechos y Ficciones, el corto animado de Niñas y Niños Investigadores, el barrio Ex Matadero de Villa Nueva cobra otra dimensión. La “película” surge en el marco de un proyecto de extensión de la UNVM que desde el 2021 indaga en la mirada de las infancias sobre su cotidiano.

Un barrio increíble

“La animación parte de una ontocartografía”, cuenta Julieta Vedelago, estudiante de Sociología e integrante del proyecto. Una “provocación a la acción” a través de preguntas descriptivas (hechos), otras especulativas (ficciones) y de ahí el recorrido por el barrio o el “registro en cuadernos” de lo que se observa.

Un modo de alojar las vivencias de los niños y las de su entorno. “Que uno de los personajes se llame Ciruja, por ejemplo, da cuenta de las prácticas que pueden hacer algunas familias. Es muy fructífero poder recuperar esas trayectorias”, comenta.

La idea de Hechos y Ficciones, a su vez, se vincula con Donna Haraway, una filósofa que propone que “hacer ciencia es contar historias”, agrega Rocío Fatyass, investigadora CONICET y directora del proyecto.

El corto de stop motion ya puede verse en Instagram. Hay un perro que vive en una biblioteca y un colectivo imaginario que sí pasa por la garita. Por estas historias y otras cosas, nuestro barrio es increíble, ruidoso y miedoso, dice la voz en off del niño Franco

Valorar el proceso

“Nosotros insistimos en el proceso más que en el producto, en desescolarizar el trabajo con las infancias y también hacer de la ciencia un trabajo mucho menos lineal”, menciona Rocío.

Este otro modo de hacer ciencia que “juega con lo interdisciplinario, lo multiespecie, la lógica del montaje y el ensamblaje”, es el espíritu de Niñas y Niñas Investigadores. “El proyecto no solamente se queda en la palabra o la percepción, en esto de preguntarle a les niñes qué querés hacer o cómo es tu barrio, sino que busca provocar otras acciones. Y desde ahí un poco vamos tejiendo”, dice.

De acuerdo con la propuesta de ontocartografía de Peter Kraft, para Rocío “hacer ciencia o laburar con niñes involucra una cosa mucho más enredada, creativa, interdisciplinaria, lúdica. Esa composición descentrada de lo obvio es lo que realmente tira pistas sobre cómo es la experiencia” de las infancias en cierto lugar.

Sobre el registro como clave

Dice Rocío: “Les niñes conocen el barrio, pero el equipo (del proyecto de extensión) también genera agrupamientos, un espacio de encuentro desde un lente intergeneracional. Propone preguntas y provoca respuestas”.

“El registro etnográfico de lo que hacemos, de los emergentes, de lo que hacen les niñes, de cómo resultan las actividades o cómo se involucran las familias, es fundamental para después ir dando una dirección que no sea caprichosa, sino que emerja de la misma praxis”, menciona.

Y agrega: “A partir del registro, el equipo adulto trata todo el tiempo de estar atento a los detalles que importan, como dice Haraway, y de proponer de manera sostenida, responsable, porque les niñes nos esperan, insisten con que volvamos. Somos muy respetuosos en eso”. 

Sobre cómo se involucran las familias

Rocío y Julieta también mencionan la importancia del vínculo con las familias. La forma en la que estas se involucran, a su vez, tiene su singularidad, “no es que los padres anden detrás; les niñes de clases populares tienen cierta autonomía para decidir si participar de las actividades o no”.

“Las condiciones de vida de las familias en el barrio están atravesadas por la precariedad, por la desigualdad. Que los chicos estén un rato en otro lado alivia las tareas de cuidado o resuelve una merienda, entonces las familias van generando otro tipo de vinculaciones, lazos y reciprocidades con nosotros”, comenta Rocío.

Las dos cuentan que Hechos y Ficciones se estrenó en el barrio, en la casa de una de las niñas. Allí colgaron una sábana para proyectar, la madre y el padrastro de la niña ordenaron el lugar e hicieron una mermelada para compartir, otros trajeron bancos y otros más colgaron luces. Toda una celebración.

Más que “salir” del barrio, cómo “quedarse”

Niñas y Niños Investigadores desarrolla su propuesta al aire libre, en “la canchita”, un descampado con “dos arcos de chapa y muchas espinas”, cuenta Julieta. Los encuentros ocurren los sábados cada quince días y reúne a niños de entre 5 y 13 años.

“Hay preocupación por las realidades materiales del barrio, necesidades y dificultades para acceder a casi todos los servicios”, menciona. En este sentido, comenta que el equipo trabaja en la articulación con agentes estatales y municipales. 

Los proyectos también comienzan y terminan. Así como se “entra” al barrio, en algún momento se “sale”. En este caso, la salida aún no está en el horizonte. “La idea es que los resultados acompañen políticas públicas que mejoren la vida de las familias. Nos preocupa mucho eso, antes que la salida, y sobre todo, nos preocupan las permanencias”, dice Rocío.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí