Escribe: Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC), Delegación San Martín
El ascenso de las extremas derechas es hoy un fenómeno mundial. El descontento social con las tradicionales estructuras partidarias o, cuanto menos, con la gran mayoría de sus representantes, junto a la construcción de un discurso hegemónico en detrimento de las instituciones públicas y una realidad inflacionaria y económica deficiente, pueden ser algunas de las cuestiones que fueron de caldo de cultivo para estos movimientos.
Esta situación que se viene dando a nivel global tiene un fuerte anclaje en nuestro país. Javier Milei llegó a la presidencia con el discurso de ir contra el Estado, de achicarlo, romperlo y llevarlo a la mínima expresión posible, dando lugar incluso al remplazo de nuestra moneda por el dólar y dejando todo librado a la regulación del mercado.
Estas ideas, entre tantas, fueron receptadas positivamente por más de la mitad de la población (57%). Así es que de diciembre último a la fecha las medidas económicas impulsadas desde su gobierno han reformateado la economía argentina, ocasionando cambios profundos en la sociedad.
A lo largo de siete meses de gobierno no hubo una medida en favor de los trabajadores. Una inflación desproporcionada que se viene “desacelerando” en los últimos meses, aumento de la pobreza y la indigencia, altos índices de desempleo, cierre de pymes, sanción de decretos y aprobación de leyes en detrimento de toda la órbita pública y trabajadores asalariados.
En conjunto a estas medidas se observa un amplio apoyo dirigencial. Gobernadores, entre ellos Martín Llaryora, y legisladores nacionales que acompañan sus decisiones a cambio de algún beneficio futuro para sus gestiones o “desarrollos personales”. Se observa también, aunque en menor porcentaje al de sus comienzos, una adhesión de una proporción importante de la población que acompaña sus decisiones y políticas o que aducen que hay que darle más tiempo.
Ante un país que económica y socialmente se derrumba, donde la cultura y la educación son bastardeadas constantemente, así como también todo aquello que se opone a las ideas contemporáneas, resulta imperioso ponerse a pensar en los desafíos que podemos tener las instituciones gremiales y sociales y para ello es primordial empezar por una cuestión básica: comprender el fenómeno para poder enfrentarlo.
Activar la unidad de los trabajadores, de manera organizada y coordinada, pareciera ser el camino; nuclearlos dentro de las estructuras y representaciones gremiales y desde ahí profundizar nuestros reclamos podría ser el sendero a construir, claro que para ello hace falta una unidad de criterios frente a una sociedad que está sumamente fragmentada y descreída de todas las instituciones, a las que como estas se las ataca porque son los sindicatos los elementos de contrapoder de los gobiernos.
Los tiempos actuales no son para nada sencillo, como tampoco nuevos ni auténticos, necesitan de un despertar de la sociedad que evite situaciones y desenlaces ya conocidos. Las salidas siempre son colectivas, no son sectorizadas ni se corresponden a un grupo, la unión y la participación deben ser las herramientas para la búsqueda de un progreso que nos incluya y contenga a todos.
Tras los desacuerdos, otra vez una conciliación obligatoria
Nuestra provincia no es una excepción, muy por el contrario el gobernador Martín Llaryora es el primero en alinearse a la presidencia de la Nación, siendo capaz incluso de pedir al peronismo provincial y al arco político en general el acompañamiento y apoyo a las políticas que desde Nación se vienen aplicando.
Con una política de ajustes y recortes, en una provincia que es una de las más caras para vivir, los empleados provinciales vemos mermados nuestros ingresos, frente a un contexto político, económico y social para el cual Llaryora colaboró, aprobando o acompañando leyes, medidas y decisiones que en nada favorecían ni favorecen al sector trabajador ni al comercio.
Frente a esta realidad y en el marco de negociaciones salariales con los docentes, solicita se dictamine la conciliación obligatoria, para a su entender abrir un espacio de dialogo; el mismo que se iniciara también en 2023 con él como candidato a la gobernación y que terminara desconociendo una vez electo.