En el cierre de conferencias del Festival de la Palabra 2025, el docente y escritor Matías Barnes disertó sobre el sentido de la escritura e invención en espacios escolares.
¿Cómo construir un lugar donde los estudiantes adolescentes se sientan cómodos para expresarse? ¿Cómo potenciar la singularidad de cada una de sus voces y sostener un “espacio grupal de pertenencia” sin que esas voces “se desdibujen”?
“Esa es una tarea, sin duda -respondió Barnes- de la educación pública, de la escuela, tanto en cuanto a participación de sus estudiantes que son diversos, que son plurales, que son distintos pero que no dejan de formar parte de una comunidad y de un espacio común”.
Trabajar la sensibilidad
Barnes es también conocido por ser el coordinador de Jeta Breva, un colectivo cultural que se formó como tal en 2016 y desde entonces centra sus intereses en “la producción literaria juvenil y popular” con un enfoque de derechos. El proyecto, dice Barnes, “nace de la escuela secundaria”.
Resguardar lo singular e invitar a observar “los detalles” se vuelven formas de trazar en cada espacio un mapa propio de historias e identidades. Esa es, quizás, la bandera más flameante de Jeta Brava.
“Si no somos seres sensibles que observan lo que pasa alrededor, es muy difícil que las cosas funcionen bien. Necesitamos trabajar la sensibilidad a través del arte, la cultura, la literatura… empezar a ver al mundo desde otra óptica e imaginar cómo queremos que sean las cosas. La literatura ahí tiene una tarea”, destacó Barnes.
Escuelas del siglo XXI
Durante su conferencia, Barnes también sembró interrogantes acerca de las tareas y los desafíos de las escuelas en la actualidad. “¿Cómo conectamos con el deseo de nuestros estudiantes si no tenemos la apertura suficiente para entender que el mundo ha cambiado?”, esbozó.

“Los jóvenes necesitan decir lo que sienten, hablar, ponerle palabra a su realidad circundante para que la violencia no sea propia de sus cuerpos. Eso es clave en la educación del siglo XXI: necesitamos pensar la violencia desde la palabra”, destacó.
“Una de las tareas para las comunidades que habitamos es trabajar la palabra y la palabra literaria inclusive de aquellos jóvenes estudiantes de los que a veces hacemos diagnósticos apresurados -aseguró-. Esos jóvenes que consideramos que son violentos o que no se adaptan a las instituciones son, muchas veces, los primeros que tienen la fuerza vivaz de la ficción”.
Escritura creativa en el aula
Para Barnes, es necesario que en algún momento del año se pueda “descomprimir el aula” para crear un espacio “en donde los estudiantes sean llamados por su nombre”, se les pregunte cómo se sienten: un momento donde la palabra que circule “sea libre y no esté mediada por el se puede, no se puede o por el error”.
“Debemos (los docentes) ser la guía o las vías del tren donde nuestros estudiantes tienen que poder andar, al menos en principio, sin ser juzgados. Esa es una de las consignas principales de nuestros espacios pedagógicos. El estudiante que llega lo primero que tiene que sentir es que es escuchado”, comentó.

Y se refirió a los espacios de escritura en las escuelas: “La principal búsqueda que tenemos como pedagogos en nuestro espacio de escritura creativa es que la autoestima de las y los estudiantes sea creciente, que se sientan bien”.
“Lo segundo que nos interesa es poder desarrollar a través de literatura un pensamiento crítico: los textos deben ayudarnos a pensar estos problemas que tenemos cerca, tienen que ser textos propositivos, que ayuden a drenar frustraciones pero, sobre todo, -señaló- que propositivamente piensen en el mundo. ¿Para qué? Para que en una tercera instancia haya una liberación corporal, una liberación de la voz”.
No todo es desborde
La escritura y la literatura tienen, según Barnes, un tiempo que ayuda a encontrar una fuga en esta era de inmediatez constante y ansiedades profundas. Escritura y literatura, además, tienen la tarea de “generar nuevas preguntas acerca de estos fenómenos que están pasando a velocidad muy rápida al lado nuestro y que no entendemos”.
“El tiempo de la literatura nos ayuda a desgranar y a pensar esos mundos muchas veces caóticos, conflictivos, violentos en los que vivimos, para poder acercarnos, al menos en principio, a un espacio de alivio o de imaginación para que sintamos que no todo es desborde, porque la literatura, otra de las tareas que tiene dentro de la escuela, es la de construir sentido”, subrayó.
Fotos: Jeta Brava y Prensa del Gobierno de Córdoba.