Escribe: Ana María Dutto (Directora Escuela Normal Víctor Mercante)
“Inspiraba respeto y podía acercarse a un niño generando confianza. La convivencia de estos opuestos en una persona, no son fáciles de lograr, y Dora lo consiguió” (Magalí Conde Dutto)
Ella se formó en la escuela de Sobral, y tenía marcados a fuego, sus ideales, sus utopías y anhelos.
Destinó gran parte de su vida a esta Institución, llevando adelante, a lo largo de treinta y ocho años, proyectos que siempre tenían como inspiración la filosofía sobraliana, de la cual nunca se apartó, reflexionando y analizando, cada propuesta, para que respondieran a ese marco.
Marco que se representa en subjetivar al hombre, y, en este caso, al niño, como centro del accionar, formándolo en las ideas de la libertad de pensamiento, sin estigmas ni condicionamientos, con igualdad de oportunidades y respeto por el otro.
Dueña de una vocación y una pasión por el conocimiento que hacía que, cada charla con ella, se convirtiera en una clase magistral. Todos la escuchábamos y quedábamos admirados por su sabiduría y su forma de transmitir.
Fue una gran inspiradora de alumnos y maestros, de sólidas convicciones y una ética intachable.
Personalmente, sólo tengo palabras de agradecimiento por su apoyo y confianza, tanto en el plano personal como profesional.
Como decía el Doctor Balbín, vengo a despedir a una amiga, porque ni el tiempo ni la diferencia de edad ni el alejamiento del cargo, hicieron que nuestros vínculos se resintieran.
Todo lo contrario, para nosotras, Mónica, Chichina y yo, se convirtió en nuestro sostén permanente…café de por medio, las charlas siempre llegaban a buen puerto.
Participó de múltiples actividades de la vida de la escuela a lo largo de todos estos años, siempre con su crítica constructiva y una mirada esperanzadora del futuro.
Como dijo Julio Cortázar “cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero que es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos, un diccionario de caras y días y perfumes, que vuelven, como los verbos y los adjetivos, en el discurso”.
Hasta siempre, querida Dora. Siempre te recordaremos con afecto.

