En junio 2013 este cronista reporteaba a Ana Monti, última rectora electa por sus claustros en el INESCER, recientemente fallecida.
La crónica formaba parte de la sección Trayectorias de la revista educativa Cátedra Libre, señera para la aparición posterior de Villa María Educativa.
Se había jubilado en 2004. Repasamos toda la historia fundacional de la institución oficial: pasado, derroteros y poco sobre ese presente.
La foto principal que ilustra esta crónica fue en el momento de hacer público un reconocimiento a las docentes de la casa Emilia Repetto y Sofía Brochero. Ana se encuentra acompañada por el secretario Juan Carlos Seia, por la docente Margarita González de Repetto y el docente y miembro de la Fundacer Antonio Giacardi.
Reproducimos aquí una síntesis de esa crónica.
“Salíamos a vender una idea”
La profesora Ana Monti recordó la experiencia como estudiante del Instituto Rivadavia donde realizó el magisterio, posteriormente el profesorado y donde se le abrieron las puertas a lo laboral.
“Antes de recibirme de profesora, el doctor (Antonio) Sobral me llamó para ofrecerme una beca de trabajo. Así entré en el departamento psicopedagógico. Cuando me recibo se termina la beca y me pasan a personal permanente, fue una beca interesante que nos estimuló y nos benefició a mucha gente”, relató. Y agregó: “Esa beca no la pagaba el Estado sino la institución con fondos propios de los descuentos que le hacían a los docentes de planta. En ese momento no había cooperadora, los estudiantes no pagábamos nada en ningún nivel”, expresó Monti.
El paso siguiente fue cuando se produjo una expansión de profesorados en la provincia y es llamada para dictar clases en la localidad de Canals. Empezó una vez por semana hasta que se fueron incrementando horas: “Íbamos sin cobrar nada, sólo nos pagaban los viáticos hasta que lo reconocieron y empezamos a cobrar. Viajé entre 7 u 8 años a Canals. Después conseguí algunas horas en Teoría de la Educación, Psicología, entre otras, en el Rivadavia”.
Destinos cruzados
Como Monti trabajaba en el Rivadavia, en uno de los congresos que organizaban, llega como invitado el Dr. Diego Márquez, con su esposa Encarnación Sobrino, en el momento que coincide con la apertura democrática en el país.

Así se dan las relaciones y acerca de esto Monti relató: “Márquez vino con todo un proyecto que quería implementar en la ciudad, que después resultó ser el INESCER. En principio era un proyecto que se quería llevar a cabo en el Rivadavia pero no prosperó en esa institución y renuncia. Cuando nos enteramos de la renuncia de Márquez, un grupo de gente que trabajamos en la Víctor Mercante, nos acercamos hablar con él para ver si podíamos llevar a cabo el proyecto por fuera de la institución”.
Los inicios
Así empezó a trazarse un camino con muchos obstáculos y de arduo trabajo pero sobretodo comprometidos y convencidos que iban a tener éxito.
Ana Monti fue protagonista de estos inicios. “No teníamos nada, sólo una idea. Se armó un grupo muy interesante, se sumó mucha gente y decidimos llevar a cabo este proyecto y concretarlo. Así trabajamos mucho, cada uno con su trabajo y después nos reuníamos a seguir con el proyecto hasta la madrugada. Hubo dos personas que fueron muy importantes, habían sido pilares en la Escuela Rivadavia, como son la señora Emilia Suárez de Repetto y Sofía Brochero”, describió.
Desde abajo comenzó todo, un año fue de planificación de todo lo que se necesitaba, en principio se tuvo que crear la FUNDACER, que es la organización que maneja el tema de los fondos, para luego crear al INESCER.
“No teníamos dinero, por eso asociábamos gente, poníamos de nuestro bolsillo, para poder hacer las gestiones y viajar a Buenos Aires. Márquez dio un apoyo muy importante desde lo pedagógico y desde lo económico también. Fue una gran experiencia, salíamos a vender una idea y a pedir apoyo. Tuvimos mucha colaboración pero también tuvimos muchas contras, no fue fácil pero fue absolutamente gratificante. Nos llevó todo el año 1986 de trabajo y ya en el año 1987 comenzó a funcionar”, así lo vivió Monti.
Alfonsín: “Tiene que ser público, no privado”
En un principio se había pensado como un instituto privado pero en una reunión que Márquez y representantes de la FUNDACER tienen con el ex Presidente de la Nación Raúl Alfonsín, le presentan el proyecto y el ex presidente les dice que no puede ser privado, que tiene que ser estatal.
“Nos llenó de alegría y orgullo, era un proyecto innovador desde lo académico y desde la estructura, la cual proponía tener organismos de gobierno, integrada de forma horizontal”, afirmó la ex docente.

El INESCER proponía el dictado de carreras técnicas que no se encontraban en la zona, no se quería duplicar la oferta. Las carreras que se dictaban en un comienzo fueron: Animador Socio Cultural; Técnico Superior en Animador y Administrador Socio Cultural; Trabajador Social; Técnico Superior en Comunicación Social; Formación docente de profesionales; Licenciatura y Profesorado en Ciencias de la Educación (en convenio con la Universidad Nacional de Rosario); Técnico Superior en Salud Rural; Técnico Superior en Alimentos; Técnico Superior en Diseño Industrial; Técnico Superior Agrícola Ganadera y Técnico Superior en Administración con diferentes orientaciones.
Transformaciones “menemistas”
Una de las tantas reformas que implementó el ex presidente Carlos Menem, con su sello neoliberal, fueron las del ámbito educativo que afectaron a todos los niveles. Esta institución pertenecía a la Nación, pero con los cambios que se propusieron, todos los institutos educativos pasaron a depender de sus provincias. Este pasaje de Nación a provincia generó muchos efectos a nivel institucional debido al ajuste realizado por el entonces Gobernador Ramón Mestre.
En base a estos ajustes del gobierno de turno, se tuvo que cerrar la carrera de Animación Socio Cultural, que hace muy poco tiempo se reabrió. La carrera en Técnico Superior en Salud Rural y Diseño Industrial también siguió por el mismo camino.
Por otro lado fue una lucha muy grande poder sostener las dos carreras que pertenecían a la escuela de ciencias sociales: Trabajo Social y Comunicación, ya que el ministerio decía que había que elegir una de esas dos. “Después de mucha pelea conseguimos que nos dejaran abrir las dos. Fue una época terrible, además de la angustia, el ver cercenado el proyecto inevitablemente eso crea enfrentamientos internos, pero no era una decisión institucional sino venía desde el gobierno que buscaba recortar el presupuesto”, enfatizó Monti.
Reformas internas
Otra de las reformas que tuvieron que aplicar es la modificación de la organización interna.
“Cuando nosotros nacemos como INESCER, el Consejo Superior es el que elegía al rector. Cuando renuncia el Dr. Márquez a la rectoría, se convoca a elecciones, nos presentamos dos personas como candidatos. El Consejo Superior, integrado por todas sus partes, se produce la votación y es cuando yo asumo la rectoría, convalidada por el Ministerio de Educación. Los cargos directivos duraban cuatro años con posibilidad de una re elección. Cuando estaba por cumplir mi período fue cuando se estaba produciendo el traspaso a provincia, la cual no acepta nada de esto (de las elecciones del cargo), por lo tanto no me permiten la renuncia y no permiten que el Consejo Superior actuara con la autonomía que lo hacía, por lo tanto seguí en el cargo”, rememora.
Nace la UNVM
Cuando se conforma la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) le proponen articular sólo dos carreras: Trabajo Social y Comunicación. “Aunque queríamos más articulaciones, sólo se pudieron concretar esas dos”, afirmó.
También con el pasaje a provincia, se perdieron muchos cargos que ahora no están, lo bueno que esos empleados que le sacaban el cargo los reubicaban en otras instituciones. Al verse envueltos en cambios permanentes por el gobierno de turno y la falta de presupuesto, Monti rescató que la preocupación en ese momento era mantener lo que tenían, lo que se había logrado.
El papel de la FUNDACER
La Fundación para la Educación Superior y la Investigación del Centro de la República (FUNDACER), era la representación de la comunidad en el gobierno de la institución. Esto era uno de los aspectos innovadores que tenía el INESCER, dado que era la participación de la ciudadanía en la institución.
“La respuesta de la comunidad fue muy buena, lo que nos permitió hacer muchas cosas, todos los profesores éramos socios y aportábamos. Cuando pasamos a provincia, esto fue inviable, nunca se entendió y pasó a ser una colaboración voluntaria lo mismo que el aporte de los estudiantes. No había forma de sostenerse porque el Estado sólo mandaba los sueldos pero para la mantención del edificio y todo lo que ello conlleva eran otros gastos que se tenían que solventar mediante la FUNDACER”, recalcó la entrevistada.
Otra de las cuestiones que involucra a la FUNDACER, es que los alumnos debían contribuir con una cuota mínima para cubrir el seguro que tenían cuando realizaban prácticas en diferentes lugares, dado que la provincia no los proveía. En la actualidad se sigue dependiendo de la colaboración de los alumnos.