El 14 de marzo se celebra el Día Internacional de la Matemática. Coincide con la conmemoración del nacimiento del físico teórico Albert Einstein; hace un par de años se lo instauró (UNESCO y la Unión Matemática Internacional), además, para que la disciplina sea una herramienta más accesible a toda la población y, también, en EE.UU., se la recuerda como el Día de π (Pi): que aproximadamente vale 3.1416 (los tres primeros números coinciden con mes y día del recordatorio).
“Cuando tenía entre 8 y 10 años, en donde la matemática me parecía un laberinto sin salida, con el tiempo mientras fui avanzando en mi escolaridad, y eligiéndola como carrera, en realidad descubrí que es como un mapa que nos permite explorar el mundo”, describe Melina Godoy, Profesora de Matemática (egresada de la UNVM) en el IPEM 147 MAO.
14 de marzo – Día Internacional de la Matemática
Godoy se desempeña como docente en el Ciclo Básico y el Orientad en el ex Comercial y es una referente de la matemática en esa institución.
En conversación con Villa María Educativa, a propósito de esta fecha recordatoria, fundamenta las palabras anteriores sobre ese mapa explorador que la matemática nos abre al mundo. “¿Por qué? Porque interviene constantemente en muchas cosas en nuestra vida cotidiana y del mundo científico”.
Agrega: “Nos invita a trascender esta celebración puntual e ir a la esencia de lo que implica esta disciplina: moldear nuestro entendimiento del mundo, más allá de las fórmulas y los teoremas. La matemática es un lenguaje universal que nos permite descifrar patrones, resolver problemas y explorar fronteras de un mundo y es un conocimiento que lo tenemos al alcance de la mano, con sólo entender de qué estamos hablando.
“La matemática está en un estado de efervescencia”
Un día como hoy, hace 6 años, la UNESCO y la Unión Matemática Internacional declaraban el Día de la Matemática “porque se promueve el interés por ella, nos recuerda la importancia en la vida cotidiana, y el derecho que tienen todas las personas a acceder a la educación matemática”, subraya.
Melina, a su vez, pone en alto el rol de la disciplina: “Desde mi punto de vista, como educadora, como formadora, creo que la matemática está en un estado de efervescencia, impulsada por los avances tecnológicos, las necesidades de una sociedad más compleja y que se va a ir complejizándose aún más con el avance del tiempo. Una inteligencia artificial que nos está permanentemente interviniendo, el big data, la criptografía y las modernizaciones de los sistemas, donde la matemática desempeña un papel fundamental”.
Y mira al sistema actual cordobés: “Desde TransFORMAR@Cba se busca esto mismo: modernizar la forma en que se enseña la matemática, integrando nuevas tecnologías y estrategias pedagógicas que hagan de la materia algo mucho más atractivo”.
Rol docente y formadora de formadores
Melina describe cómo es su tarea cotidiana al frente al aula: “En la escuela secundaria intento crear un ambiente de aprendizaje colaborativo, participativo, donde no sientan vergüenza, que todos puedan participar y aportar: preguntar, equivocarse y aprender de los errores”. A su vez, mediante estrategias didácticas “poder conectar conceptos matemáticos con la vida real. Obvio que hay que enseñar los conceptos abstractos, pero en su mayoría que conecten con el descubrir de la belleza del concepto con la utilidad en situaciones concretas”.
Se desempeña, además, como docente formadora (ISEP) en el trayecto de formación complementaria para Graduados No Docentes (Ingenieros civiles, Arquitectos, entre otros). “Como docente tutora, en la formación docente, mi tarea consiste en tender puentes entre el mundo abstracto de la matemática y la realidad concreta del aula. Mi intención es tratar de erradicar, desmitificar, la idea de que no es una disciplina árida, reservada para unos pocos, que muy pocos acceden a entenderla, sino más bien promover una visión de una herramienta poderosa y accesible para todos”.
¿Cómo enseñamos y cómo evaluamos?
Para Godoy, la manera de enseñar y evaluar, en tiempos de pruebas estandarizas, “obviamente que no hay que ignorar los desafíos que nos enfrentamos los docentes, los estudiantes, y estas pruebas estandarizadas. Hay una brecha entre la forma que uno enseña, y evalúa en lo cotidiano, y cómo se lo hace en estas pruebas”.
Agrega: “Es importante reflexionar sobre cómo estamos enseñando matemática y cómo estamos evaluando. ¿Estamos fomentando una comprensión profunda, un pensamiento crítico o, simplemente, memorizamos fórmulas y procedimientos?: que es, más o menos, lo que están pidiendo hacer estas pruebas estandarizas…, ¿O brindamos herramientas o apoyo que necesitan los estudiantes para poder superarlas dificultades y desarrollar su potencial cada vez mayor?”.