El pastor evangélico Luis Pérez Seggiaro advirtió que “las necesidades del estómago se fueron acrecentando”. El reconocido médico, especialista en ginecología y obstetricia, ya jubilado, charló con Villa María Educativa sobre distintos tópicos de la realidad nacional.
El pastor de la Iglesia Cristiana Evangélica (calle General Paz) desentrama distintas visiones de la complejidad social actual sin atarse a ideas partidarias, pero siendo preciso sobre las huellas en donde caminar en momentos bisagras como estos. Fue Ciudadano Notable de Villa María en 2015, año en el cual se jubiló tras 47 años de ejercicio de la medicina.
¿Cómo observa esta realidad? Frente a las estadísticas que se conocen, y no tanto a la mucha información que circula que no significa calidad, hay datos que son incontrastables… ¿Qué le preocupa?
“Esto no es algo de ahora, probablemente se ha agravado en el último tiempo. Llevamos varias décadas…
… (ante esta entrevista) repasaba una charla que di en Salta, hace ya 15 años, cuando hice mención que en el país había una pobreza del 40%…, por ahí no reconocida por los medios oficiales, pero si por el Observatorio de la UCA. Veía que, realmente, las cosas no han cambiado demasiado de ese momento hasta hora.
Indudablemente que hay una crisis económica, social… Estábamos charlando con un grupo de amigos ayer en la Iglesia, sobre lo que está ocurriendo con los chicos adolescentes, como están dependiendo permanentemente del juego de apuestas: algo que ha roto el esquema familiar. Apuestan plata que le dan los padres y esta desaparece. La crisis es familiar, educativa, de salud, de seguridad, sin duda que estamos viviendo momentos muy difíciles. Eso no cabe duda, es una realidad.
Ahora ¿cómo reaccionar ante esto?…
… ¿cómo poner un dique de contención ante ese caudal de consecuencias? Nada fácil…
… el año pasado estuve haciendo una relectura de los libros de los profetas menores del Antiguo Testamento. Eso ocurrió varios miles de años antes de Jesucristo y tienen una actualidad en cuanto a las denuncias de injusticias, hambre, avasallamiento de los más vulnerables… La Biblia habla de una tríada: los pobres, las viudas y los huérfanos y los extranjeros que representaban, en ese momento, a los más vulnerables. Y se apuntaba con la advertencia de no descuidar a esas personas, son los que menos tienen, cuidado cuando haya un avallasamiento por parte del poder hacia estos grupos, siempre reaccionen ayudándolos. Bueno, enseñanza para hoy. ¿Cómo lo hacemos si todos, en muchos casos, estamos por debajo de la línea de pobreza? Algo tenemos…, y en eso estamos.
(Enrique) Pichon-Rivière decía: en tiempos de incertidumbre y desesperanza, es imprescindible gestar proyectos colectivos desde donde planificar la esperanza junto a otros. Es decir, entre las bases, las iglesias, la sociedad, podemos buscar cómo aliviar la situación de los que menos tienen. Siempre hay uno que tiene menos que los que tenemos poco…”.
“Las necesidades del estómago se fueron acrecentando”
Tomando los encuentros de los fines de semana en su Iglesia, y haciendo un racconto de las situaciones vividas de cinco años a esta parte ¿Qué se reclama? ¿Ayuda espiritual, charlas profundas o fue mutando hacia las necesidades más relacionado con la falta de trabajo, comida, vestimenta?
“…, y sí. Están las dos necesidades: y ambas son básicas. El ser humano es una unidad y necesitamos calmar el hambre del estómago y el del alma y espíritu. Indudablemente que las necesidades del estómago se fueron acrecentando”.

¿Cómo responder a esas necesidades?
“Tenemos un ropero donde se entrega vestimenta a los que la necesitan, que funciona en la misma Iglesia y hay varios comedores en lugares de la periferia, por ejemplo, uno en La Calera, otro en el barrio San Nicolás…
seguramente hubo que redoblar los esfuerzos…
Sin duda que sí”.
Tenemos un presidente como Javier Milei, un personaje muy voraz verbalmente y con actitudes de desprecio frente a las necesidades básicas de distintos sectores vulnerables. A raíz de ello, muchos analistas lo comparan con el proceso de la crisis de los años ´90 en Argentina. Con su experiencia ¿hemos desaprendido en materia democrática?
“No estoy ni a favor ni en contra…, ni quiero emitir un juicio que pueda ofender a otras personas. No me gusta esa verborragia, que se lleva por delante todo, pero tampoco me gustan otras verborragias de la oposición…
… ¿Qué nos pasó?
… también nos preguntamos cómo un país como Argentina, que se dijo era el granero del mundo a haber llegado a un nivel de pobreza del 50%. Cosas que no se entienden…, como un país tan rico llegó a esta realidad…”.
¿Cómo ve a los jóvenes que asisten a su Iglesia? ¿Qué reclaman, cómo viven estas situaciones?
“Hay una esperanza detrás de todo. Están esperanzados que vamos a salir. Tal es así, pese a lo que decíamos recién, hay esperanza”.
“Es fundamental que se fortalezca la educación pública”
¿Cómo analiza la situación educativa argentina?
“Indudablemente que está pasando también por una crisis, al igual que las otras que nombrábamos recién. No entiendo mucho estos de los vouchers (educativos) y esto de cerrar las universidades no es cierto. Hay una preocupación.
Personalmente estoy de acuerdo con la educación pública, me eduque en la universidad pública y en el colegio público. Creo que es el lugar donde se deben educar todos por igual, el que tiene y el que no. Es fundamental que se fortalezca la educación pública.
Formé parte de lo que fue la creación y fundación de la UNVM, con esto te digo todo. Pero, también es cierto, que ha habido muchos gastos superfluos observando situaciones de otras universidades, y que nos ha llevado a esta crisis en cuanto al funcionamiento”.
Como Pastor ¿qué estrategias utiliza, a modo de inyección de esperanza? ¿A qué herramientas apela frente a una realidad tan cruda como estas?
“Es un gran desafío. Tampoco podemos pensar que todos piensen como yo y llevar hacia un pensamiento único. Cada uno tiene la libertad de elegir. Tal vez, además, algunos eligen mal porque han tenido un mal ejemplo o una mala experiencia, y se van hacia el otro extremo”.
Gracias por la charla…
“Dejame que traiga a colación el pensamiento de un fotógrafo, Kevin Carter (1960-1994), quien nació en Sudáfrica en pleno Apartheid, y vio como eran asesinados chicos negros en las matanzas de ese tiempo. Con los años se hizo famoso como fotógrafo y en 1993 se toma unos días de descanso en Sudán: ni bien baja del avión, observo a una niña negra, escuálida, totalmente desnutrida, con un cuervo al acecho. Fotografió esa situación y ganó el Premio Pulitzer a la mejor fotografía del año.

Fue a recibir el premio a los EE. UU. y le preguntaban su opinión sobre la foto. Dijo: es una foto que me hizo famoso, pero no estoy orgulloso de ella. ¿Por qué?, le repreguntaron, porque no hice nada…, contestó.
Volvió a Sudáfrica y al poco tiempo se suicidó. No pudo superar el ¿por qué no hiciste nada? Estamos en una situación muy similar, hay muchos que están muriendo de hambre. A cada uno nos toca como sociedad, como unidad de fe, ver y tener ojos para captar la realidad y preguntarnos ¿Qué hacer?”.